Quien no ha cantado o escuchado entonar alguna vez “¡A la nanita nana, nanita ea! Mi niño tiene sueño, ¡bendito sea! …”, del compositor alicantino José Ramón Gomis con letra de Juan Francisco Muño y Pabón, que fue un villancico en su origen y que con el paso del tiempo pasó a formar parte de los cantos habituales con las que las madres acompañaban el sueño de sus hijos. Porque la nana o canción de cuna es una composición de ritmo suave y relajante que ayuda a que el bebé se duerma. Se cree que sus beneficios radican en su ritmo monótono, que se asimila a los latidos del corazón. De hecho, señalan los expertos que cuando los niños escuchan una nana descienden su frecuencia cardiaca y su ritmo respiratorio. Además, cuando se entona una nana se estrechan los vínculos afectivos y se estrecha la comunicación entre los padres y los hijos. Conscientes de ello y de la importancia que tiene esta relación musical entre madres y bebés nace Proyecto Nana España.
La iniciativa surge tras la experiencia de más de diez años de su directora María Magdalena Sánchez Moreno, directora también de programas de Grandes Oyentes, acompañando musicalmente a decenas de familias con bebés y familias embarazadas. Según apunta Sánchez Moreno, “la voz cantada, tarareada, con las respiraciones, los suspiros y silencios, que tanto caracterizan el modo de comunicación mamá-bebé son un medio natural de comunicación afectiva durante los primeros meses. En 2019 proyectamos dar un paso más para llegar a un mayor número de familias, fomentar el uso de la música y la voz en la crianza e investigar sus beneficios para el bebé y los progenitores. En ese momento comenzamos nuestra alianza con Carnegie Hall como partner español en su programa Lullaby Project”.
El proyecto Lullaby reúne a mujeres embarazadas y nuevas madres y padres con artistas profesionales para escribir y cantar canciones de cuna personales para sus bebés, con el objetivo de fomentar la salud materna, ayudando al desarrollo infantil y estrechando la relación entre progenitores e hijos. Una idea que echa a andar en 2011 en la ciudad de Nueva York a través de la asociación con el hospital Javobi Medican Center. La doctora Dennie Palmer Wolf -junto con Tiffany Ortiz, directora de Early Childhood Programs / Lullaby Project en Carnegie Hall- explica que “el personal del hospital estaba interesado en el papel que la música podía desempeñar para apoyar el bienestar materno y el vínculo entre padres e hijos, en particular para las madres adolescentes a las que apoyaban a través de su programa Link to Care”. Desde entonces el programa Lullaby ha crecido hasta llegar a madres, padres y distintos miembros de la familia en una variedad de entornos comunitarios, que incluyen atención médica, refugios para personas sin hogar, prisiones, campamentos de refugiados, etcétera. “Debido al éxito del proyecto en la ciudad de Nueva York y la investigación inicial que indica los impactos positivos en el bienestar de las familias, el proyecto está presenta en más de 40 comunidades de todo el mundo a través de asociaciones globales, como la que hemos iniciado con Grandes Oyentes en España”, señala la doctora Dennie Palmer Wolf.
Las “bondades” del proyecto Lullaby, en cuanto a la salud y bienestar de las familias, están, según la doctora Dennie Palmer Wolf, “en que ayuda a aumentar la confianza de los progenitores, haciéndoles más cariñosos, sensibles y receptivos; se fortalece la comunidad (padres, madres, niños y miembros de la comunidad); se han escrito canciones en más de 20 idiomas diferentes y en una amplia gama de estilos musicales que refleja la diversidad de familias que participan en el proyecto; y favorece el desarrollo infantil temprano”.
En nuestro país, el Proyecto Nana España, sostiene su directora, quiere promover en todas las familias el uso de la música y la voz en la crianza de sus hijos “puesto que este modo de comunicación musical, en su sentido más esencial, es algo innato y global, que reporta beneficios para todos los bebés y sus progenitores”. Para conseguirlo, Proyecto Nana España realiza acciones y eventos abiertos a toda la población familiar y trabaja, además, de manera muy estrecha con organizaciones de apoyo a la familia, como Fundación Madrina y REDMADRE. “Con esto buscamos focalizar los beneficios del programa en familias que se encuentran en situaciones complejas que pueden dificultar una crianza saludable, ya sea por causas económicas o socioculturales, monoparentalidad no deseada, abandono, situaciones de violencia, etc.”, afirma la directora de Grandes Oyentes en España.
Sánchez Moreno explica que, a través de la metodología desarrollada en el Proyecto Nana España, las familias están acompañadas en las distintas fases de la creación de su propia canción. “Los músicos que acompañamos las primeras fases somos especialistas en canto prenatal, en desarrollo musical durante la infancia y en acompañamiento musical a la mujer y la familia. Para comenzar a componer partimos de las pequeñas expresiones musicales y vocales cotidianas entre cada mamá y papá y sus bebés. Cualquier sonido hacia el bebé puede servir como célula musical para el comienzo de su canción, porque ya expresa un deseo de comunicación, en el que no son necesarias las palabras”, agrega la directora del proyecto. También, continúa esta pianista, “encontramos familias en las que la letra es el punto de partida, porque experimentan un torrente de experiencias deseando ser plasmadas, desde la sencillez cotidiana, o de una manera más poética. En ambos casos, la creación promueve el vínculo entre los progenitores y sus bebés, pero a la vez este vínculo es el propio motor creativo. En las siguientes fases las canciones se estructuran, se instrumentan y se graban para que las familias las puedan seguir usando de manera activa en sus casas y también guardarlas como recuerdo para toda la vida”.
Cristina Velasco, departamento de Psicología de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, señala que este proyecto es una herramienta psicosocial interesante para el cuidado del bienestar de mujeres gestantes y familias con bebés y considera que “a través de la música uno puede comunicarse con un lenguaje que va más allá de las palabras”. El embarazo y la crianza de un hijo en los primeros meses de vida transforma de un modo radical la vida de una familia, pero especialmente de la mujer. Velasco mantiene que “la mujer, por ser quién gesta, sufre el postparto y en los primeros meses de crianza la madre suele ser la figura de referencia para el niño o la niña. El apoyo social y psicológico hacia la mujer en ese tiempo es fundamental y son escasos los programas dedicados a este fin. A través del proyecto Nana la mujer puede sentirse acompañada, puede expresar sus emociones, que a su vez le son reconocidas y validadas, y tiene la posibilidad de “hacer algo” con lo que le está ocurriendo, con lo cual se refuerza su rol activo y su papel como madre. De este modo, la mujer se considera “creadora”. Además, a nivel cognitivo, dotando de palabras, melodías y silencios también se pueden mejorar las expectativas sobre su bebé y sobre ella como madre”.
Asegura Cristina Velasco que “el programa ayuda a que la mujer embarazada se haga más consciente de la vida que lleva dentro y del significado que puede tener para ella y favorece, ya desde antes del nacimiento, la comunicación con el bebé y su rol como madre”. De hecho, muchas investigaciones señalan como el vínculo materno-fetal es un predictor fuerte del vínculo posterior maternofilial. Autores como Condon y Corkindale (1997) ya definieron ese vínculo como “el lazo emocional que normalmente se desarrolla entre una mujer embarazada y su hijo no nacido”. “Estados ansiosos, depresivos y carentes de apoyo social en las madres, entre otros, pueden tener relación con el desarrollo del niño incluso antes de nacer. En un momento de tanta vulnerabilidad para una madre como es el postparto, generar confianza, mejorar la autoestima y la promoción de emociones positivas asociadas a momentos de placer con el hijo serán uno de los beneficios que, directos para la madre e indirectos para el hijo, reforzarán el vínculo con su cuidador principal, en este caso su madre”, concluye la psicóloga.