La felicidad familiar es relativa, ya que ideal perfecto debe estar enfocado a la naturaleza e identidad propios de cada núcleo; por lo que muchas veces vemos que lo que funciona en uno no encaja en el otro.
Lo que todas las familias deben buscar es el bienestar que represente a todos los miembros o casi a todos, ya que siempre existe aquel que nunca estará conforme y mucho menos feliz. En este caso respetar su forma de forma parte del bienestar en conjunto que podría evitar conflictos. Sin embargo, siempre hay sitio para las generalidades que sirven de patrón para conseguir unos cimientos familiares con lazos fuertes, saludables y placenteros. Te listamos algunos de ellos:
La comunicación estrecha los lazos
Esta es la base de todas las buenas relaciones interpersonales; hablamos de intercambios positivos diariamente, que van desde pequeños detalles tan simples como un saludo al levantarse hasta otros más complejos como la claridad sobre los límites y las normas del hogar. Debe ser un reto de los núcleos familiares buscar cada día el color, la forma y la identidad que se parezca a sus miembros. Cuando se encuentre esa fórmula que permite lidiar con la cotidianidad, los retos y desafíos, entonces habrá encontrado el equilibrio, explica Wanda Mateo, terapeuta familiar.
La calidad de tiempo nos une
En ocasiones, en las familias se puede dar el triste fenómeno de haber muchas personas juntas pero difícilmente están conectadas, por lo que la soledad es la real compañía. Hay quienes culpan a internet y el uso de teléfonos celulares, pero en realidad es una cuestión de crear una cultura de convivencia que genere placer para que perdure en el tiempo. Hay que hablar cara a cara, entre todas las edades, incluso los más adultos pueden contar anécdotas de sus antepasados y nutrir los conocimientos de la historia familiar, jugar sin pantallas por el medio, pintar paredes o cualquier otra cosa, lo importante es fortalecer el amor a través de la unión en convivencia.
Comer juntos
Es una tradición que se ha perdido mucho y que antes solo solía pasar cuando el padre o la madre (abuelo o abuela) faltaban, pero hoy en día se ha desvanecido en las familias primarias (padre y madre vivos) con hijos todavía en la niñez. ¿La culpa? Hay quienes se escudan en compromisos de trabajo, pero en realidad es que no conocen la fuerza de la felicidad que puede generar un momento tan ordinario como la comida. Al menos una al día podría ser suficiente, un desayuno, comida o cena… una vez a la semana, todos entregados a ese momento con los celulares apartados de la vista y de los oídos, para que todos podamos poner atención a lo que dice el otro.
Respeto y manejo de crisis
El respeto y el buen manejo de crisis son valores y habilidades que se demandan mucho en los grandes puestos de trabajo, cada vez más con mayor insistencia; muchos deben tomar especialidades, talleres y cuantas formaciones extracurriculares existan. Esto debería sernos natural y nacido del seno familiar, saber dividir los conflictos externos de los internos de la familia es un buen principio. Evitarías comentarios como “llega aburrido de la calle y viene a pagar con uno”… porque así se rompe el respeto, la tranquilidad y la felicidad.