La justicia rusa condenó este martes al opositor crítico del Kremlin Alexei Navalny a cumplir una pena de tres años y medio de cárcel por incumplir los términos de su libertad condicional.
La condena, por malversación de fondos, había sido suspendida en 2014, pero Navalny había faltado a sus citas de libertad condicional cuando estaba en un hospital en Alemania recuperándose de un ataque con un agente nervioso.
De pie en un cubículo de vidrio, Navalny, que fue detenido a mediados de enero cuando regresó al país, sonrió y dibujó un corazón en el aire por su esposa Yulia mientras el juez leía el veredicto.
Sarah Rainsford, periodista de la BBC en Moscú, dijo que Navalny recibió la noticia con un resignado encogimiento de hombros.
El crítico del gobierno de Vladimir Putin ya cumplió un año bajo arresto domiciliario que se descontará del total de su condena.
Navalny lanzó antes un ataque contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, diciendo que pasaría a la historia como un envenenador. Dijo que el objetivo principal de la audiencia era intimidar a millones de ciudadanos rusos.
Reacción nacional e internacional
Simpatizantes de Navalny organizaron una protesta inmediatamente después de conocerse la decisión de la justicia rusa y trataron de reunirse fuera del tribunal, pero toda la zona estaba invadida por la policía antidisturbios. Más de 300 personas fueron detenidas.
Rápidamente se produjo una fuerte reacción internacional a la sentencia. El Consejo de Europa dijo que «desafía toda credibilidad».
El secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab, describió el fallo como «perverso» y el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo que estaba profundamente preocupado por él.