Desde finales del año pasado se han recogido en el RASFF (Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos) de la Unión Europea, un gran número de entradas de lotes de semillas de sésamo contaminadas con óxido de etileno, un producto cuya presencia está muy limitada en la UE, pero poco regulada en terceros países. Las partidas eran principalmente importadas de la India y los niveles de este desinfectante gaseoso utilizado para prevenir el crecimiento de hongos y patógenos como la salmonella, para la descontaminación de parásitos, etc., superaban en más de 1.000 veces los valores permitidos en la Comunidad Europea.
Esta situación provocó que se produjera una retirada masiva de semillas de sésamo procedentes de la India debido a su carga tóxica, hay que recordar que el óxido de etileno está clasificado como carcinógeno y mutagénico y afecta a la salud humana incluso si la ingesta es en pequeñas cantidades, los consumidores que abusen de las semillas de sésamo de dudosa procedencia y sin el aval del sello comunitario, se exponen a los consecuentes riesgos para la salud. Hay que apuntar que Bélgica lanzó la alerta el pasado mes de septiembre a través del RASFF sobre un lote de semillas que contenían hasta 186 mg de óxido de etileno por kilo, lo que suponía más de 3.700 veces lo establecido en la legislación comunitaria (0’05 miligramos por kilo).
Hay quien puede pensar que las semillas de sésamo ecológicas se libran del problema, pero no es así, ya que el tratamiento con óxido de etileno es habitual en la India y en otros terceros países. El hecho de que porte una etiqueta de producto ecológico no indica que esté libre del contaminante, debe llevar el etiquetado de la UE para garantizar que está libre del contaminante. Hay errores que han facilitado la entrada de sésamo contaminado en la Unión Europea, dado que se trataba de una sustancia prohibida, en muchos casos ni siquiera se analizó si estaba presente, es decir, no se incluyó en la tabla de evaluación de riesgos, algo que no tiene mucho sentido.
El caso es que desde entonces, los controles se han intensificado y algunas cadenas de supermercados han dejado de importar semillas de sésamo procedentes de la India. Otro problema a tener en cuenta es cuando el sésamo o ajonjolí es un ingrediente de un producto elaborado, en este caso se desconoce su origen exacto, por eso se analiza el sésamo procedente de otros países y productos que contengan estas semillas. Los expertos y autoridades reguladoras de diversos países llevan a cabo diferentes análisis cuyos resultados no se tardará en dar a conocer.
Las semillas de sésamo no son el único producto susceptible de esta contaminación, se pueden citar las semillas de Psyllium ecológico que también procedían de la India y cuyos niveles de óxido de etileno excedían con creces los limites comunitarios. Según el reglamento de la CE, se debe controlar el 50% de los lotes de semillas de sésamo que entran en suelo comunitario, sin embargo, países como Francia controlan el 100% de las entradas a través de los puntos fronterizos, lo que supone una mayor seguridad para la salud de los consumidores. A esto hay que sumar que se comprueba periódicamente la correcta aplicación de las medidas de retirada de los productos por parte de los operadores alimentarios, ya que alguno podría introducir igualmente el producto en el mercado, a pesar de la alerta alimentaria.
Probablemente, en la despensa de algunos hogares haya algún bote de semillas de sésamo o algún producto preparado congelado que contiene este ingrediente, si se puede conocer la procedencia de las semillas, merece la pena descartarlas si el origen es la India, en caso de no poder establecer la procedencia, le decisión de consumir o descartar será de cada consumidor. Lo que resulta vergonzoso es el hecho de saber que muchos supermercados retiraron las semillas de sésamo de sus estantes a escondidas y sin proporcionar información a los consumidores para que pudieran devolver los productos en el caso de que los hubieran adquirido. En este caso, Foodwatch Francia tacha esta situación de represión al fraude, a pesar de que saben que están obligados a informar sobre el hecho.
Según el reglamento europeo sobre política alimentaria, los operadores del sector agroalimentario tienen obligaciones en materia de trazabilidad, ya que es el modo de poder rastrear la ruta de los productos alimenticios si se produce un problema de seguridad alimentaria. Ya hemos hablado en otras ocasiones de la trazabilidad y de su importancia, pero parece que algunos operadores siguen ignorando la necesidad de que sea implementada. Según la organización de consumidores, al contactar con las principales marcas implicadas en la retirada de las semillas de sésamo con riesgos para la salud, algunas han evitado contestar, lo mismo ha ocurrido con grandes minoristas, como si el tema no fuera con ellos.
En España, la AESAN (Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición) informó sobre el problema y dio a conocer la modificación del Reglamento de Ejecución (UE) 2019/1793 en materia de importación de semillas de sésamo procedentes de la India, pero como en Francia, muchos de los operadores alimentarios y minoristas no han dado a conocer el problema a los clientes.
Este no es un tema que se debe considerar solucionado, recordemos que, por ejemplo, los limones procedentes de Turquía tienen cada año problemas debido a niveles de pesticidas que en algunos casos, han superado en más de 100 veces los niveles permitidos por la Unión Europea. No se puede pensar que el país de origen toma medidas y el problema se acaba, por eso es necesario intensificar los controles para evitar riesgos para la salud de los consumidores. Podéis conocer más detalles de la alerta sobre las semillas de sésamo y las medidas que se han adoptado hasta el momento a través de la página de Foodwatch Francia.