El documental Mujer de soldado, filmado en Manta, Huancavelica, y que toma un caso de la Comisión de la Verdad, con los testimonios de cuatro mujeres que se reencuentran en su tierra natal luego de llevar a juicio a los militares que abusaron sexualmente de ellas cuando eran adolescentes; competirá en la sección oficial del Festival de Ámsterdam (IDFA), uno de los eventos más grandes del cine documental. El anuncio lo hizo ayer la productora Jenny Velapatiño.
“Estamos felices, pero empeñadas no solamente en que la película se vea afuera, sino que tenga más difusión en el interior (del país), para que estas historias que conmocionan y que dejan marcas no se repitan. Y desde el Estado, que los más jóvenes que están en las Fuerzas Armadas, no usen el cuerpo de las mujeres como un botín de guerra”, nos dijo la productora, quien durante el rodaje tuvo que comunicarse con el Ministerio de Cultura para que explicaran el proyecto a los pobladores. Pese a que cumplieron con las formalidades para filmar, el pueblo no estaba de acuerdo y los tildaban de terroristas.
Precisamente, la razón por la que migraron Magda Surichaqui, Santosa Contreras, Magna Gonzales y su hermana Virginia fue porque las culpaban de los abusos. “Se tiene que hacer bastante trabajo a nivel de ministerios, porque el pensamiento machista y patriarcal que existe en las comunidades más alejadas es mucho más fuerte. Cuando nos acercábamos a unas señoras para decirles: ‘¿quieren opinar?’. Nos decían: ‘sí, me gustaría hablar, pero tengo que preguntarle a mi esposo’. Entonces, las volvíamos a encontrar y decían: ‘no, mi esposo no quiere’. Se mantiene siempre el tema de ‘no puedo hacer nada, qué dirá mi esposo, mi papá’. Y eso es terrible ¿no? Eso (el abuso) ha ocurrido hace 30 años y sigue siendo igual”.
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En la representación de la mujer andina hay aún estereotipos y racismo. Por eso, la productora sostuvo que la prohibición del personaje creado por Jorge Benavides, la paisana Jacinta, es un paso adelante. “Ideele, que fue uno de los coproductores de la película, ha sido también patrocinador de todas estas personas que han demandado. Es un logro importantísimo, fundamental”.
Que exista la visión feminista en el cine peruano es parte del cambio, opina. “Es la única manera de que se hable de estos temas, y hablando se visibilizan los problemas. De lo que no se habla, no existe. No es una cosa que se nos ocurre porque queremos ser más que los hombres, sino que la cancha esté pareja. El otro día escuchaba a una compañera que decía que a las mujeres no les toca hablar de eso porque son los hombres, digamos, los que tienen que cambiar. Pero yo digo: ‘Cómo va a hablar un hombre sobre este tema cuando a él no le conviene que tú cambies. Le conviene, por ejemplo, que tú te ocupes de la casa, de los hijos”.
Con la reactivación del sector también se espera cambios en la ley de cine. “Casi todos reclamamos que haya una escuela pública para que el suelo esté parejo para todos, porque en el interior del país tienen menos posibilidades que los que estamos en Lima. En provincia, no tienes la cantidad de equipos, todo se encarece porque tienen que trasladarlo desde acá. Después, la cinemateca es una de las cosas que se reclama, porque es preservar la memoria y las costumbres. Es fundamental y básico”.