Punto de quiebre. El nombramiento como canciller del diplomático Óscar Maúrtua, en reemplazo del catedrático y exguerrillero Héctor Béjar, detonó la guerra abierta entre los moderados y radicales dentro del gobierno de Castillo, quien optó, por esta vez, a favor de los moderados.
A 48 horas de la presentación ante el Congreso del gabinete para pedir el voto de investidura, el presidente Pedro Castillo decidió remover al primer ministro, Guido Bellido. Entre los reemplazantes más voceados figuran el jurista y catedrático Aníbal Torres Vásquez y la expresidenta del Congreso Mirtha Vásquez. Aún se debate si el cambio sería antes o luego de la cuestión de confianza.
La decisión del presidente Castillo fue el punto culminante de la incomodidad del líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón. Fuentes de Palacio y de la bancada de ese partido revelaron que Castillo no aprobó las recientes declaraciones públicas de Cerrón, en particular esas donde deslizó que el partido dirigía el Gobierno, especialmente el llamado buró político de Perú Libre, y su desacuerdo público por la designación del canciller Maúrtua.
La decisión de Castillo le fue comunicada a Cerrón el sábado en una reunión a la que fue convocado el líder de Perú Libre, quien llegó acompañado de Guido Bellido y Roger Nájar. La cita fue tensa y en ella Castillo les pidió que entiendan que el Gobierno debe mejorar su desempeño. Bellido habría sido el más receptivo y recordó que él no pidió ser premier, en tanto Nájar fue más beligerante al señalar que un probable choque con el Congreso motivaría que el pueblo defienda al Gobierno.
Cerrón dijo que todo cambio debería darse tras el voto de confianza, y recordó que los problemas se dan en ministerios que no están a cargo de Perú Libre, como Defensa, Interior y Trabajo. Cuestionó además el que se entregaran ministerios a partidos sin inscripción, como el Frente Amplio y Runa, o que se hayan dado demasiadas carteras a Juntos por el Perú.
Táctica
En la estrategia de Cerrón, si el gabinete obtiene la confianza, ya no sería necesario el cambio, con lo que su objetivo sería ganar tiempo y que se consolide Bellido. Así, ante Castillo y la bancada habría triunfado la estrategia de confrontación y habrían derrotado al Congreso.
A pesar de que la reunión terminó con la aceptación de los presentes de que era Castillo el que debería tomar una decisión final, al día siguiente Cerrón lanzó varios tuits que el entorno presidencial y varios miembros de la bancada consideraron ofensivos. El primero aludía a que Perú Libre era “la vanguardia” del Gobierno y que cualquier disidencia sería una “traición”. Esta fue la respuesta de Cerrón al comentario que le hizo el presidente Castillo en privado sobre que pediría una licencia al partido para poder optimizar su tarea de unir al país. Allegados al presidente consideraron que este tuit fue una virtual ruptura con Castillo.
Otros tuits de Cerrón el domingo y lunes ahondaron en Palacio y en una parte de la bancada la seguridad de que Cerrón quería “patear el tablero” y no aceptaba rebajar su perfil conflictivo que es visto como una traba en la relación con los aliados del Gobierno.
Además, Cerrón, secundado por el congresista Guillermo Bermejo, anunció para el jueves 26, día de la presentación de los ministros en el Congreso, una marcha y vigilia de los militantes de Perú Libre para apoyar al gabinete que preside Bellido. A ellos se sumarán el Frente Nacionalista por la Democracia.
Para Palacio es inaceptable que Cerrón se haya expresado contra la conducción de la política exterior, que le corresponde al presidente. “El nuevo canciller, Óscar Maúrtua, no representa el sentir de Perú Libre. Nuestro Partido es un ente integrador y soberano, apuesta por una Latinoamérica unida independiente, rechazando cualquier política injerencista o servil”, dijo Cerrón en su cuenta en Twitter.
A lo de Cerrón se suma la molestia de Castillo de que Bellido no fuera un buen portavoz del Gobierno, pero además por su frialdad ante el ingreso de Maúrtua, porque responda más a Cerrón que a él y porque tampoco haya alejado de Palacio a Roger Najar, quien es el jefe de gabinete de asesores “no oficial” en la Presidencia del Consejo de Ministros.
Internamente, el líder de Perú Libre resentía, y lo hizo saber más de una vez, que no se haya nombrado como asesor presidencial a Richard Rojas, un cerronista que acompañó al hoy jefe del Estado durante la primera y segunda vuelta.
Aislamiento
En los últimos días, Cerrón no se había comunicado con Castillo. La virtual ruptura tiene su pequeña historia. Tampoco Castillo le hizo caso a Cerrón cuando le pidió más de una vez ser ministro de Salud o poner a sus exfuncionarios del Gobierno Regional de Junín en Palacio. Los pedidos de Cerrón han sido varios y de distintos tipos, así como los consejos no solicitados de cómo tratar a sus oponentes políticos dentro y fuera del Congreso; un hecho que, según informan diversas fuentes, ha fastidiado al presidente y a su entorno más íntimo.
Junto a Guido Bellido se irán también, según las mismas fuentes, los ministros de Ambiente, Rubén Ramírez; de Cultura, Ciro Gálvez; de Vivienda, Geiner Alvarado; de Trabajo, Iber Maraví; y de Energía Minas, Iván Merino. Los ministros del Frente Amplio y de Juntos por el Perú permanecerían en sus puestos. Castillo se reunió ayer con Verónika Mendoza; fuentes de ese partido señalan que el presidente no había decidido si hacer los cambios antes o después del 26 de agosto.
El fin del “gobierno bicéfalo” aún está lejos, así el presidente Castillo esté decidido a hacerlo, dado que Cerrón maneja a la mayoría de las congresistas del partido Perú Libre y no tiene aún a un equipo sólido de asesores que lleve a buen puerto el rompimiento en el que hay que tener mucha muñeca y experiencia política. Esta historia recién comienza.