Dos días después de sufrir un terremoto que dejó más de 1.400 muertos, Haití es protagonista de otro desastre natural.
Las fuertes lluvias provocadas por la tormenta tropicalGrace están obstaculizado severamente el trabajo de rescate en el país caribeño, donde el pasado sábado un sismo de magnitud 7.2 dejó a unas 30.000 personas sin hogar.
Así, decenas de miles de personas que quedaron sin hogar por el terremoto han tenido que decidir si resistir la tormenta bajo lonas endebles o arriesgarse a regresar a los edificios dañados por el temblor.
Los equipos de rescate cavaron entre los escombros el lunes en un intento desesperado por encontrar sobrevivientes antes de que las fuertes lluvias pudieran convertir la tierra en barro empalagoso, lo que dificultaría aún más la localización de los enterrados.
La mañana de este martes, Grace, que pasó de ser una depresión tropical a una tormenta tropical, estaba al oeste de la ciudad de Les Cayes y avanzaba más hacia el oeste hacia Jamaica, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de EE.UU.Saltar Quizás también te interese y continuar leyendoQuizás también te interese
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El NHC había pronosticado anteriormente hasta 15 pulgadas (38 cm) de lluvia en las zonas afectadas por el temblor.
«Estas fuertes precipitaciones pueden provocar inundaciones repentinas en centros urbanos y posibles deslizamientos de tierra», estimó el NHC.
Un numeroso grupo de haitianos también están durmiendo en las calles por temores a que las réplicas del temblor puedan dañar aún más sus viviendas y hacerlas colapsar.
«Necesitamos que las personas afectadas por el terremoto tengan carpas lo antes posible. Se acerca una tormenta tropical y la mayoría duerme afuera», tuiteó el activista político Kinsley Jean.
El NHC pronosticó también fuertes vientos y ráfagas por el paso de la tormenta, lo que podría también afectar a las personas que duermen en las carpas.
Crítica situación
El paso de la tormenta tropical agrava la situación en los escasos hospitales del país, que, tras el terremoto, se han visto desbordados de heridos, que se contabilizan en cerca de 6.000.
Numerosas imágenes en redes sociales muestran a los enfermos recostados en portales o debajo de árboles por la carencia de espacio en las clínicas.
El temblor, que ocurrió a las 8:30 a.m. hora local del sábado, tuvo su epicentro a unos 12 kilómetros al noreste de Saint-Louis-du-Sud, en la parte suroeste del país, muy cerca de donde los pronósticos estiman que pasará el centro de Grace.
Según datos preliminares, el temblor derrumbó más de 13.700 viviendas, dañó otras 13.785 y dejó sin conexión telefónica y electricidad a gran parte del sur de Haití.
Sin embargo, la Agencia de Protección Civil reconoció que las condiciones para los trabajos de rescate en la península sur, donde ocurrió el terremoto, son «terribles» y se espera que empeoren tras el paso de Grace.
«Seguimos realizando evaluaciones, recopilando y obteniendo información técnica sobre las víctimas y los daños a la propiedad en el terreno en un esfuerzo por ayudar a coordinar mejor nuestra respuesta», dijo la agencia.
Numerosas organizaciones humanitarias se apresuraban desde el lunes para llevar primeros auxilios hacia el sur ante el temor de que la tormenta corte las pocas rutas que aún quedan transitables hacia la zona más afectada.
Algunas de esas carreteras, que fueron duramente dañadas por el terremoto, también han estado tomadas por meses por bandas criminales, lo que llevó a la ONU a pedir la apertura de un «corredor humanitario» para poder llevar la ayuda.
El área por donde ahora está pasando Grace quedó devastada hace seis años, cuando el huracán Matthew destruyó más del 90% de su infraestructura y dejó unos 1.000 muertos.
La nación caribeña, la más pobre del hemisferio occidental, también sufre los embates del coronavirus, de la violencia de pandillas, el auge de los secuestros y una tensa crisis política luego de que el presidente Jovenel Moïse fuera asesinado el mes pasado en circunstancias aún no esclarecidas.
El rescate
En las horas previas al paso de la tormenta los equipos de rescate se apresuraban para sacar a la mayor cantidad posible de víctimas de los escombros, pero medios locales denunciaron falta de recursos y problemas técnicos para la distribución de las ayudas.
Ante cuestionamientos por las demoras, el primer ministro, Ariel Henry, que visitó algunas de las zonas más afectadas, prometió este lunes que su gobierno hará lo posible por acelerar las tareas ante el paso de la tormenta.
«La gestión de la ayuda se acelerará. Vamos a multiplicar por diez nuestras energías para llegar en términos de asistencia al máximo número de víctimas posible», dijo.
Equipos de búsqueda y rescate de Estados Unidos, Colombia y Chile trabajan con locales y México anunció que enviará también un grupo para ayudar en las tareas.
Mientras, médicos cubanos que ya estaban en Haití se han movilizado para tratar de ayudar a los heridos.
Numerosas organizaciones humanitarias han pedido ayuda para el país a través de las redes sociales, principalmente para ofrecer agua potable y refugio a las familias que se han quedado sin hogar.
La estrella del tenis japonesa Naomi Osaka, cuyo padre es haitiano, dijo que donaría sus ganancias del torneo que disputa la próxima semana para ayudar a financiar los esfuerzos de ayuda.
Otro terremoto en 2010 dejó más de 316.000 muertos, 350.000 heridos y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar, según cifras del gobierno haitiano.
Cascos azules de la ONU desplegados tras ese sismo trajeron el cólera a Haití, que se volvió una enfermedad endémica y mató a 10.000 personas y enfermó a otras 820.300.
Organizaciones civiles han expresado el temor de que una potencial contaminación del agua tras el terremoto y la tormenta ahora pueda llevar a un nuevo brote de cólera.