La maternidad y paternidad cambia la vida y la banda sonora. Elvira Perejón y Juanfe Sempere comparten un hijo, la profesión de maestros y el amor incuestionable por la música. Son fieles defensores de la estimulación musical temprana que abarca de los 0 a los 6 años porque consideran que con la música se remueven los cimientos educativos y el desarrollo infantil. Han creado un programa de crianza musical llamado Baby Music, basado en potenciar las habilidades de los niños, usando como vehículo la estimulación musical. Desde una crianza respetuosa, cercana y consciente, pensando en la necesidad de compartir un tiempo de calidad en familia y con buena música como compañera. Es una actividad fundamental para el desarrollo de los pequeños y que merece una mención en este Día Mundial del Arte 2021.
Juanfe Sempere nos cuenta que la estimulación musical temprana tiene el objetivo de proporcionar al niño las mejores oportunidades para desarrollar sus capacidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales desde el nacimiento usando la música como vehículo principal. “En estas edades, la música es el medio, pero no es el fin. No se trata de fomentar el virtuosismo o la excelencia, sino que se pretende que jueguen y experimenten con ella y que les sirva para despertar sus sentidos, fortalecer la escucha atenta o fomentar su creatividad. Es en esta etapa donde se asientan las bases del desarrollo neuronal. Esta estimulación temprana siempre recomendamos que se lleve a cabo en compañía de un familiar de apego, pero no solo como presencia, si no que esté activamente involucrado en el proceso”.
La música, en la primera etapa de la vida, es esencial, ya que los beneficios no solo se centran en el desarrollo de la inteligencia musical. Cuenta Elvira Perejón que la experiencia habitual con la música permite que el niño o niña desarrolle sus funciones neurocognitivas y añade que “también les ayuda a ampliar su capacidad de razonamiento y resolución de problemas, optimizando la memoria, atención y concentración. Por tanto, el desarrollo de las funciones ejecutivas cerebrales igualmente se vería favorecido. La estimulación musical temprana nos ayuda a promover el desarrollo del lenguaje y la capacidad de comunicación. Además, aporta beneficios en el desarrollo psicomotor de los pequeños, mejorando el ritmo, el equilibrio y la coordinación”. Por otra parte, no cabe duda que la música impulsa sus habilidades sociales y permite afianzar el vínculo de apego con las personas que comparten la experiencia. “Pero uno de los beneficios que más nos gusta señalar es que ayuda a mejorar la autoestima, confianza y favorece la expresión de las emociones”.
Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para acercar a los más pequeños al universo musical. Y lo mejor es que podemos comenzar desde casa, pero lo fundamental es adquirir un hábito. Si estos pasos forman parte de nuestro día a día, es cuando realmente a nuestros peques les reportará un beneficio. Según el maestro Juanfe Sempere se puede comenzar desde el embarazo, ya que el oído del feto empieza a desarrollarse en torno a las 25 semanas de gestación y esto ayudará a reforzar el vínculo de apego. “Los principales instrumentos musicales que debemos comenzar a utilizar son la voz y el cuerpo. Son los más baratos, los llevamos siempre puestos, y pueden dar la mayor satisfacción de experimentación. Para usar la voz, una de las mejores opciones es cantar a diario a nuestros pequeños, introduciéndose en las rutinas diarias, como la hora de dormir, para lavarse las manos o para ayudarlos a recoger juguetes, o simplemente por disfrutar juntos del placer de una canción. Una de nuestras opciones favoritas es cantar historias usando los cuentos, siendo una forma mágica para aprender jugando”, afirma Sempere.
Para los fundadores de Baby Music lo fundamental es recuperar la tradición oral, usando juegos y canciones de regazo, como cantaban nuestras abuelas. “Además de fortalecer la unión familiar, es una estrategia muy efectiva para entretener, divertir o calmar al peque. También pueden aprovecharse los momentos del cambio de pañal o del baño para jugar. Podemos probar las posibilidades sonoras de los objetos que tengamos por casa. No sonará igual al golpear un juguete de madera que una cacerola de metal o un bote de plástico. Pero si hablamos de instrumentos musicales, lo más acertado será empezar por instrumentos de pequeña percusión, que sean seguros y de calidad en cuanto a material y sonido. Se podrán iniciar así, desde que el bebé tiene pocos meses, usando por ejemplo huevos sonoros, sonajas o panderos” afirma Elvira Perejón.
Según los maestros en la etapa de educación infantil, “jugamos con la desventaja de que no existe especialista de educación musical, como en otras etapas educativas, y son los tutores los que adquieren esta responsabilidad, en la mayoría de las ocasiones poniendo todo su esfuerzo, pero con escasa formación al respecto”. Así que Baby Music se ha centrado en ofrecer formaciones para ellos y también para las familias: “Hemos desarrollado nuestra propia metodología para familias, llamada Regazo Musical, que ayudará a estimular musicalmente a sus hijos desde casa y sin necesidad de ser músico”. Ambos han puesto en marcha Los cuentos cantados, fruto de la unión de la música y literatura: “Son cuentos donde se narra la historia a través de una canción, resultando un recurso potencial de estimulación temprana, y una forma original de acercar a bebés y niños a la cultura y al arte”. Son composiciones originales, con ritmos variables, con estilos musicales desde el blues a los pegadizos tanguillos de Cádiz. Porque. Ya lo dicen, la música amansa a las fieras y contagia el alma.