No es la primera vez que los pueblos del Perú elevan su voz contra el centralismo, la burocracia limeña y los poderes económicos que gobiernan el Perú. A través del voto, los ciudadanos del interior del país ya lo hicieron en anteriores oportunidades. Votaron por aquellos que izaron la bandera de los pueblos y ciudades del interior del país; sin embargo, llegado a Palacio, traicionaron a los electores y asumieron su equivocado rol de servir al poder económico y empresarial de la capital.
Los casos recientes más evidentes son los de Toledo y Ollanta, llegaron a Palacio con la fuerza y el poder del voto de los ciudadanos de la costa, sierra y selva, pero nada o poco hicieron por atender sus necesidades. Toledo les dio la espalada y Ollanta los traicionó.
Hoy en un nuevo día, el profesor Castillo y la Sra. Fujimori, tienen una gran responsabilidad. Deben asumir un discurso coherente con lo que harán en los próximos años, caso contrario, visto los resultados del domingo el pueblo trasladará su malestar de las urnas a las calles, y eso sí, sería muy malo para la estabilidad del país; peor aún, para salir de la actual crisis sanitaria, económica y laboral que vivimos.
La débil democracia de nuestro país, nos ha llevado a este punto controversial. Los dos candidatos que están en segunda vuelta, no deben olvidar a los peruanos que viven de la informalidad, a los emprendedores, a los profesionales independientes, y a todos aquellos que viven de su trabajo, sin dejar de alentar la inversión privada, apoyando a las grandes empresas que trabajan sin afectar a los intereses del Perú, que generan empleo para miles de peruanos y pagan sus impuestos sin leguleyadas.
OTRO SÍ DIGO: Los medios locales y regionales del Perú, tuvieron un papel decisivo para estos resultados. Es hora de aceptar que los medios de comunicación del Perú, no son solo los que están en Lima, sino todos aquellos que operan en distritos, provincias y regiones, y son ellos los que extienden la voz de los ciudadanos del interior del país. Como tal, corresponde no subestimarlos, ni tratarlos con diferencias, sino equitativamente en la difusión de la comunicación estatal.
Por: Edgar Guevara Soto