Según los resultados de un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Leeds (Inglaterra), el consumo de carne procesada se asocia a un mayor riesgo de sufrir demencia. Según los datos, consumir diariamente una ración de 25 gramos de este tipo de carne incrementa en un 44% el riesgo de desarrollar la pérdida de las funciones cognitivas, recordemos también que la carne procesada ha sido considerada por la OMS (Organización mundial de la Salud) como alimento cancerígeno.
Los expertos apuntan que con la carne roja ocurre lo contrario, según los resultados, un consumo de 50 gramos diarios se asoció a la reducción del 19% de las probabilidades de desarrollar demencia. La investigación tenía como objetivo analizar la relación entre el consumo de carne y el desarrollo de esta enfermedad que afecta hasta a un 8% de las personas mayores de 60 años de todo el mundo, claro, que los resultados no demuestran causalidad y quizá habría que analizar otros factores.
En este trabajo se han analizado los datos de 493.888 participantes de entre 40 y 69 años que fueron proporcionados por el Biobanco del Reino Unido, se trata de una base de datos creada en 2006 y en constante evolución, que contiene información genética y de salud, obtenida a partir de la investigación de la contribución a la predisposición genética y la exposición ambiental en todos sus sentidos, al desarrollo de diferentes enfermedades.
Los datos estudiados incluyeron la frecuencia con la que las personas del estudio consumieron diferentes tipos de carne, nunca, en raras ocasiones, una vez o más veces al día, etc. Se trata de datos que fueron recopilados por Biobanco en el periodo comprendido entre los años 2006 y 2010. El estudio no llevó a cabo una evaluación concreta del impacto de una dieta vegetariana o vegana en el riesgo de desarrollar demencia, pero incluyó personas que no consumían carne procesada. En este sentido y como ya hemos comentado, se trata de una investigación que no demuestra causalidad, y no ha tenido en cuenta otros factores que podrían aumentar o reducir el riesgo de demencia, lo que invita a realizar nuevos trabajos para profundizar en el tema.
Los investigadores comentan que 2.896 participantes del estudio desarrollaron demencia a lo largo de ocho años de seguimiento (porcentaje más alto de hombres que de mujeres). Según los datos, este grupo de personas eran más mayores, económicamente desfavorecidas, poco activas físicamente, mantenían hábitos poco saludables como fumar, más propensas a tener antecedentes de accidentes cerebrovasculares y antecedentes familiares de demencia, además, se apunta que podían tener más probabilidad de ser portadores de un gen asociado a la demencia.
Algunas personas tenían hasta seis veces más probabilidades de desarrollar demencia por factores genéticos, pero los resultados del estudio sugieren que comer carne procesada provocaba el mismo riesgo, independientemente de que una persona estuviera predispuesta genéticamente a desarrollar demencia. Los resultados muestran que las personas que consumían mayor cantidad de carne procesada eran más propensas a tener sobrepeso y obesidad, fumar, consumir menos frutas y verduras, llevar una dieta más rica en grasas saturadas, etc. Los propios expertos explican que se necesitan nuevos estudios, pero parece evidente que el tipo de alimentación es un factor de peso en el desarrollo de la enfermedad. Parece que cada factor suma, por ello, cuantos más se logren eliminar, menos probabilidades existirán de desarrollar demencia. Sobre la relación con el consumo de carne procesada, es fácil deducir que se llevarán a cabo nuevos estudios para ratificar los resultados, pero volvemos a insistir, lo determinante sería poder demostrar causalidad.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la universidad, y en este otro publicado en la revista científica American Journal of Clinical Nutrition.