Valentín Paniagua Corazao (1936-2006), el dirigente de Acción Popular que llegó a la presidencia de la República por el “azar más inimaginable” el año 2000 y garantizó una transición democrática, falleció un día como hoy, hace 14 años.
Durante su corto periodo presidencial (22 de noviembre de 2000 al 28 de julio de 2021), lideró el gobierno de Unidad y la Reconstrucción Nacional que le devolvió al país la estabilidad democrática y la institucional, y además convocó a elecciones, tras la renuncia de Alberto Fujimori Fujimori a la presidencia de la República.
El presidente de la transición
Cusqueño de nacimiento y con actividad política desde su época universitaria, Paniagua Corazao llegó a la cúspide de su carretera política, casi una semana después de haber asumido la presidencia del Congreso, producto de un consenso de varias fuerzas políticas opositoras.
Para entonces, el Parlamento había censurado a la presidencia del Congreso, Martha Hildebrandt, congresista fujimorista, debido a su negativa para formar una comisión investigadora sobre el origen de los recursos de Vladimiro Montesinos.
Paniagua, en su condición de presidente del Congreso, era el tercero en la sucesión constitucional y le correspondió asumir la presidencia de la República, luego de la renuncia de Alberto Fujimori y de sus dos vicepresidentes.
“Fui elegido presidente del Congreso y a los cinco días, luego de cuatro sesiones, resulté jurando como presidente de la República, ni siquiera tuve tiempo de habituarme a la idea ni de curarme de la sorpresa”, dijo Paniagua en una entrevista a Desco.
El expresidente reveló que llegar a la presidencia fue el “azar más inimaginable e imprevisible” pues en esa elección, no estaba en sus planes siquiera ser candidato al Congreso. Terminó liderando la lista de Acción Popular para dirimir una diferencia partidaria y fue elegido con una votación modesta y en la bancada más pequeña del Congreso.
“No tenía ninguna opción dentro de las fuerzas políticas del Congreso. Y yo resulté elegido o favorecido por el consenso. Entonces, por cierto, es el azar más inimaginable posible”, contó en esa ocasión.
Al juramentar en el cargo de presidente, en medio de una coyuntura política difícil por las denuncias al expresidente Fujimori, dijo que nacía un nuevo tiempo en la historia del Perú y que un sentimiento de fe animaba el espíritu de la Nación y una ilusión sacudí a todos los peruanos.
Durante los ocho meses de gestión, Paniagua tuvo como jefe del Gabinete Ministerial a Javier Pérez de Cuellar y condujo el país sin protagonismo personal, una “decisión deliberada”, según dijo después, para darle al país un mensaje de que a un estilo de gobierno personal debía suceder un gobierno institucional.
Intensa vida partidaria
Paniagua llega a la vida política como militante de Democracia Cristina, un partido por el cual fue electo diputado por el Cusco en 1963, con 27 años. Durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry, Paniagua fue ministro de Justicia.
Durante el régimen de Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez, se ubicó en la oposición política, pero principalmente se dedicó a la docencia universitaria hasta retornar nuevamente al Congreso como diputado en 1980, esta vez de la mano de Acción Popular. Durante el segundo gobierno de Belaunde, fue ministro de Educación.
Con el “autogolpe” de Alberto Fujimori, en 1992, Paniagua pasó nuevamente a la posición, en defensa de la institucionalidad democrática. Como parte de esa posición, asumió, ad honorem, la defensa de los magistrados Delia Revoredo, Manuel Aguirre y Guillermo Rey Terry, destituidos del Tribunal Constitucional (TC).
“Chaparrón” en carrera
Al concluir su gestión como presidente de transición, Paniagua se hace cargo de la presidencia de Acción Popular, con el encargo de continuar el legado de Fernando Belaunde Terry, un hombre en quien destacaba su “limpia trayectoria política” y su vida “signada por el amor apasionado por el Perú”.
A la cabeza de Acción Popular, asumió la responsabilidad de liderar la fórmula presidencial del Frente de Centro, conformado con Somos Perú y la Coordinadora de Independientes, en pos llevar a su partido por tercera vez a la presidencia de la República.
Durante la campaña, el grupo de jóvenes que respaldaba su candidatura, popularizó el muñeco de “chaparrón” para reforzar la campaña, aprovechando el apelativo con que la población conocía al expresidente, debido a su baja estatura y su parecido con el personaje de televisión. A pesar del esfuerzo, su candidatura obtuvo el quinto lugar en las elecciones.
Constitucionalista por convicción
Otra de las pasiones a las que Paniagua dedicó parte de su vida, fue a la carrera de abogado constitucionalista, la defensa del estado de derecho y a la docencia universitaria que ejerció en varias universidades.
Un abogado, solía decir, es un cruzado de la constitucionalidad y debía hacerla prevalecer en sus actividades frente a cualquier norma o acto que la agravie.
A lo largo de vida, Paniagua ha recibido el doctor honoris causa de más de una decena de universidades, condecoraciones como la Orden del Sol en el Grado de Gran Cruz con Brillantes; la Medalla de Honor del Congreso de la República en el Grado de Gran Cruz, entre otras.
La muerte lo sorprendió un lunes 16 de octubre de 2006, a las cinco de la mañana, tras varias semanas de haber estado internado en una clínica local. Tenía 70 años. En su honor se decretó tres días de duelo nacional y en todo el país se izó a media asta la bandera nacional. Se había ido el presidente de transición democrática.