El futuro de Gerson Ames estaba predestinado. Para quienes no creen en la suerte o el destino, puede sonar absurdo o hasta cursi; pero lo cierto es que todo parece indicar que así fue.
Gerson postuló una o dos veces (no recuerda con exactitud) a la carrera de Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; sin obtener éxito alguno. No fue hasta unos años después, cuando postuló a la facultad de Educación, que el popular finalista del “Global Teacher Prize 2019” logró comenzar su camino como estudiante universitario. Lo suyo no fue una cuestión de puntuación, de hecho su tercer intento superó todos sus puntajes anteriores… lo que resulta irónico. Al parecer, la vocación de maestro lo estaba esperando.
Pero Gerson nunca la tuvo fácil. Huancaíno de nacimiento, el entonces joven inexperto dejó su ciudad natal y llegó a la capital junto a su padre con tan solo siete años de edad. Para él (como para muchos), ser provinciano en la capital peruana no fue nada fácil. Cuando terminó la etapa colegial- una de las más felices de su vida, según recuerda- y no logró entrar a la carrera de Derecho, decidió conseguir un empleo. Primero, trabajó como cobrador de combi, hasta que se dio cuenta que su voz “no podía ser modulada como el oficio lo ameritaba”; luego se dedicó a vender frutas con su hermana en un puesto de mercado, pero eso tampoco duró mucho. Un tiempo después, se convirtió en el encargado de limpieza en un supermercado local durante dos años. Y aunque no le fue nada mal, sabía que su destino estaba en otra parte.
Hoy, el premiado profesor lleva quince años tras el gran pupitre y se ha convertido en un referente dentro de su campo. Dedica sus días a enseñar matemáticas a chicos de tercero y quinto de secundaria en el colegio Mariscal Cáceres de Huancavelica, donde reside junto a su familia. Con una pizarra llena de cálculos geométricos y una sonrisa amigable, el docente de matemáticas nos habla desde el otro lado de la pantalla sobre los retos que enfrenta la educación en tiempos de pandemia y su participación como ponente en el TEDxLima 2020.
– La pandemia ha cambiado de forma radical la educación. Sé que has implementado un aula virtual gratuita y das asesorías por teléfono y hasta videoconferencias para reforzar algunos temas con tus alumnos. Además, hace unos meses, un video donde apareces enseñando de casa en casa se volvió viral y conmovió a cientos de internautas… ¿cómo nació esta iniciativa?
– Para mí fue chocante cuando empezó la cuarentena y pararon las clases presenciales. No sabía qué hacer. Pero me puse en la posición de los chicos y decidí continuar enseñando. Algunos chicos no tienen computadora y se les dificulta continuar con su educación. Otros no llevan bien el nuevo método y necesitan refuerzos. Por eso, un día agarré mi pizarra y pasé de casa en casa para explicarles la situación y decirles que estaba ahí para ellos. Quería que sepan que estoy preocupado por ellos y estoy presente, que no los voy a abandonar. Colocaba mi pizarra, ellos se sentaban en una silla, y con la distancia debida y la mascarilla, les explicaba en las puertas de sus casas la clase de la semana. Así fue como continué con mi curso.
– El compromiso que tienes con tus alumnos es inspirador. Alguna vez dijiste que en tu vida tenías tres amores: tus hijas, tu esposa y tus alumnos.
– Sí. Creo que un profesor debe ejercer un rol parental prestado. Debe estar ahí para ellos y ayudarlos a desarrollarse y cumplir sus sueños. Quiero darles esperanza, desarrollar su autoestima y ayudarlos a seguir adelante. Sigo intentando hacerlo del mejor modo a pesar de las nuevas circunstancias. Pero ahora han surgido nuevos problemas. El número de chicos que se conecta a las clases virtuales cada vez disminuye.
– ¿A qué se debe esto?
– Principalmente, al tema económico. Los chicos están priorizando sus trabajos en la siembra en lugar de su educación. Cada vez participan menos. Además, se cansan, se aburren…aún no se acostumbran del todo al nuevo método. Las clases virtuales en las zonas rurales no tienen una estrategia focalizada, lo que ocasiona que los chicos pierdan interés. Por eso, creo que es el momento ideal para que los profesores nos reinventemos y tratemos de mantenerlos enfocados en su educación.
– ¿Qué medidas crees que los maestros pueden implementar en esta “nueva normalidad”?
– Obviamente, eso va a necesitar una capacitación. A todos nos ha cogido desprevenidos. Pero creo que el camino es utilizar materiales que tengamos en casa, ser creativos e intentar crear una educación participativa, que ellos sean parte activa de su educación. Así se van a sentir más interesados. Además, es importante utilizar la tecnología para conectar con los alumnos. Actualmente, muchos maestros estamos haciendo los esfuerzos necesarios, creando video tutoriales, seminarios virtuales y demás, para continuar educando.
– La pandemia ha dejado en evidencia (aún más) la brecha educacional que existe en nuestro país. Anteriormente has mencionado que tu sueño es convertirte algún día en Ministro de Educación y defiendes un plan educativo regional y local…
Sí. Actualmente no existe una visión educativa focalizada en cada región. Creo que es importante que la educación se enfoque en potenciar las bondades de cada región. En lugar que los chicos solo vean a Lima como su única opción para estudiar; tengan otras alternativas en sus propias regiones. Las riquezas de cada departamento están ahí, solo falta potenciarlas.
– Tu pasión por la educación te ha llevado a convertirte en uno de los referentes en tu campo. Ahora serás uno de los ponentes en la charla TEDxLima 2020, ¿qué nos puedes adelantar de tu participación?
– Sí, la verdad estoy muy emocionado por esta oportunidad. La idea es invitar a la sociedad a preocuparse y formar parte activa de la educación. La pandemia ha visibilizado los problemas más grandes en cada país y el Perú no ha sido ajeno a la situación. Ahora sabemos, más que nunca, que la educación es sinónimo de salud: un país educado es un país que va a sobrepasar tiempos difíciles como estos. Esto debe ser una preocupación de todos. Todos educamos en nuestro día a día. No se trata de cumplir nuestro rol en la sociedad y quedarnos ahí, se trata de darnos cuenta que formamos parte de un todo y debemos dar lo mejor de nosotros. Quiero invocar a la sociedad en general a tener esto presente: una sociedad educada es una sociedad que sobrevive. Además, quiero dirigirme a los profesores e invitarlos a que sean un “todo terreno”. Compartir la idea que la escuela debe ser un lugar de escape, un lugar seguro y el profesor; un rol prestado de padre. El profesor debe ser apasionado y creativo para poder darle lo mejor de lo mejor a sus alumnos.