Las últimas lluvias caídas en Valencia (este de España), castigada ya por un temporal el 29 de octubre con 216 muertos y 16 desaparecidos, han retrasado los trabajos de limpieza de los municipios más afectados hace 16 días, donde los vecinos, con la ayuda del Ejército, vuelven este jueves a sacar fango de bajos y de la calle.
«Seguimos igual, sacando agua de los trasteros, de las paredes está saliendo moho, el garaje sigue inundado, con las tuberías rotas y encharcado con los coches dentro», lamentó María Ángeles en declaraciones a EFE mientras barre el lodo acumulado en la entrada de su bloque de viviendas.
Enfundada en un mono blanco protector y con mascarilla FPP2, esta vecina reconoce que la tormenta de ayer no llegó ni mucho menos al nivel de la primera dana, aunque sí ha dado al traste con parte del trabajo de recuperación ganado. «Nos va a costar mucho; hay mucho por hacer en Catarroja», dice.
«Ha llovido un poco, tampoco mucho, pero al estar el alcantarillado embozado ha vuelto a salir todo», explica otro vecino de la localidad de Catarroja, en la provincia de Valencia, Juanma de la Cámara, que lamenta que «la calle había quedado bastante bien el lunes, pero al llover se ha llenado otra vez de barro«.
Junto a vecinos y efectivos del Ejército y de las fuerzas de seguridad desplegadas en la zona cero han llegado también para ayudar voluntarios de cuerpos profesionales de otras regiones españolas como Iker, bombero de Bilbao (norte el país), que lleva días colaborando en lo que puede.
«Anoche llovió bastante y estos garajes se han vuelto a llenar de lodo y agua, por lo que ahora estamos volviéndolo a sacar todo lo que había dentro con la ayuda de la Armada española y del Ejército», señala Iker a EFE.
«Lo que había en los trasteros se ha vuelto a perder todo. Solo se ha salvado alguna bicicleta», apunta este bombero, que admite estar impactado por lo que ha visto. «Yo he estado en otras crisis como en la de La Palma, pero esto es como una guerra», dice.
Otro bombero voluntario, José Sánchez, éste llegado de Jaén, al sur, lamenta que las restricciones a la movilidad debido a la alerta por el temporal de ayer haya reducido el número de civiles que se han acercado a la población a ayudar en las tareas de limpieza. «Los que trabajan sobre todo hoy son militares y voluntarios de cuerpos especiales», anota.
Dificultades de movilidad
En Massanassa, localidad vecina a Catarroja, las lluvias de esta madrugada «no han sido especialmente fuertes», según los vecinos, pero la alerta roja decretada ayer y levantada este mediodía ha traído nuevos problemas de movilidad a los que ya sufre la zona desde hace dos semanas.
«Tenía que venir la ambulancia a llevar a mi marido al hospital para la revisión de la operación, pero me han llamado, que no podían venir por la alerta roja«, explica Celia, una octogenaria que cuida a su marido enfermo de alzhéimer y recién intervenido de otra enfermedad.
En la calle de al lado, una mujer boliviana que vive en Valencia desde hace veinte años cuenta a las vecinas que su hija no ha podido ir a trabajar esta mañana por las restricciones de circulación impuestas durante la alerta roja: «Ahora el jefe le dice que le va a descontar este día del sueldo, pero ya le ha dicho ella que eso es ilegal«.