De acuerdo con un especialista, la acumulación de una gran deformación tectónica cerca a las costas del Perú originaría un terremoto de entre 8.5 y 8.8 de magnitud.
Con el último sismo registrado este domingo 28 de noviembre en la región de Amazonas, el Instituto Geofísico del Perú reporta, en todo el país, un total de 756 movimientos telúricos en lo que va del 2021. Además, en declaraciones para la prensa del representante de la empresa de seguros Lockton Perú, Adrián Ward, el reporte de Lloyd’s titulado Índice de Riesgo de las Ciudades 2015-2025 señala a Lima como la ciudad con mayor riesgo de daños a nivel mundial.
Es decir, en caso ocurriese un terremoto de entre 8.5 y 8.8 de magnitud, las autoridades tendrían que desembolsarmás de 35,5 millones de dólares para reconstruir la capital entera.
“Se está acumulando una gran deformación tectónica frente a las costas del Perú que puede dar lugar a un movimiento sísmico superior a la magnitud de 8.5. Si tal terremoto ocurriera cerca de Lima Metropolitana y Callao, las construcciones tendrían que resistir un movimiento telúrico que podría durar hasta cinco minutos”, advirtió Ward.
Planes de seguridad desde los gobiernos
Para Adrián Ward, el nivel de destrucción y la cantidad de víctimas mortales provocadas por un terremoto no solo dependen de las características del movimiento telúrico (magnitud, distancia, duración, entre otros) o de las condiciones del suelo, sino que tienen que ver también con la calidad de los edificios afectados y, principalmente, con la existencia de los planes de respuesta ante catástrofes que los gobiernos deberían tener.
De acuerdo con el ejecutivo de Lockton en Perú, si bien algunos gobiernos realizaron acuerdos públicos para asegurar sus países contra desastres naturales, en la mayor parte del mundo aún hay muchos que tienen un alto índice de seguros insuficientes o subseguros del riesgo ante la vulnerabilidad sísmica.
En ese sentido, Ward menciona la importancia de que una reconstrucción cuente con mapas sísmicos que los propios gobiernos tengan para identificar y precisar las fallas potencialmente activas en las ciudades.
“Al administrar activamente el riesgo de terremoto, los gobiernos pueden respaldar la asegurabilidad y reducir los costos de respuesta y recuperación de emergencia, reparación de activos públicos y cualquier asistencia financiera o compensación brindada a los afectados. Estos costes pueden tener un impacto importante en las finanzas públicas. Por ello, la implementación de una cultura de prevención y la asegurabilidad de los edificios es fundamental para reducir el riesgo de desastres”, aseguró el empresario.