A seis años, nueve meses y 11 días del execrable hecho, Fernandino Quispe Morales (62) fue trasladado al penal de Potracancha, desde donde afrontará la investigación por la presunta comisión del delito de violación sexual en agravio de su hija de 11 años. La papeleta de internamiento n° 056 fue emitida el 18 de octubre del presente año por el juez Iván Aguirre Antonio del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria de Amarilis dando cumplimiento a la resolución 3 del 24 de marzo del 2015.
Quispe Morales, quien tenía dos órdenes de captura por los delitos de violación sexual y omisión a la asistencia familiar, fue detenido por policías de la comisaría de Cayhuayna, el 13 de octubre en la carretera Central, altura del puente Huallaga donde los agentes realizaban patrullaje preventivo e intervinieron al vehículo que era conducido por el buscado por la justicia.
ACUSACIÓN. Según la fiscalía, la madrugada del 5 de enero del 2015 cuando la menor de 11 años estaba durmiendo en el segundo piso de su casa ubicada en el sector de Rosavero, poblado de Yanag, distrito de Pillco Marca, ingresó su papá (Fernandino Quispe), tapó su boca la cargó en sus brazos y la llevó a su habitación, donde la hizo echar en su cama para luego quitarle la ropa y atacarla sexualmente.
Producto de la agresión sexual, la menor habría empezado a sangrar por lo que fue al baño a lavarse, pero como el sangrado seguía una de sus hermanas preguntó que había pasado y es donde la niña dijo que había sido violado por su padre que estaba en su cuarto. Consternados por lo sucedido, toda la familia despertó y al peguntar nuevamente, la menor sin titubear dijo, que fue papá. Incluso aseguró que no era la primera vez, informó que para el día del padre en el 2014 su papá también había abusado de ella y para evitar que cuente, le daba 2 a 3 soles.
Debido que el sangrado no paraba, la menor fue trasladada al hospital Hermilio Valdizán, donde el médico que la atendió diagnosticó desgarro vaginal por violación sexual, por lo que dos días después de la emergencia fue sometida a una operación denominada “reparación quirúrgica sutura hemostática”, esto debido que el sangrado no podía ser controlado.
Asimismo, la pericia psicológica al que fue sometida determinó que la niña presenta afectación emocional, por lo que la especialista sugirió terapia psicológica especializada y no revictimizarla. Por su parte, el sospechoso al ser increpado por su familia, negó la sindicación de su hija.