Distribución. Un informe de Macroconsult revela que, solo entre 2004 y 2020, Lima y Callao se ahorraron más de S/ 80.000 millones gracias a que tenían gas. Industria, transporte y hogares progresaron, mientras el resto del país seguía a la espera.
La esperada masificación del gas de Camisea, de la mano de una nueva política nacional energética, pisa fuerte. Durante la presentación del estudio “Aportes económicos y ambientales de la masificación de Gas Natural en Lima y Callao”, de la consultora Macroconsult, se conoció que el consumo de este biocombustible generó ahorros por más de S/ 80.000 millones entre los usuarios no eléctricos del servicio de Lima y el Callao entre el 2004 y el 2020. Dicho ahorro podría ser perfectamente replicable a nivel nacional con un nuevo enfoque de redistribución, que parta del sur.
“Tenemos que repensar todo nuestro sistema. Si Bolivia lo pudo hacer con yacimientos petrolíferos fiscales bolivianos, con la misma inversión y cantidad de usuarios que Cálidda, siendo un país con 10 millones de habitantes, al igual que Lima, entonces se puede hacer. Hay que recordar que Camisea fue subsidiado. La Paz, Oruro, Cochabamba son tan empinadas como Ayacucho, Huancavelica y Abancay; por eso deberíamos traer cooperación boliviana y colombiana, que también tiene experiencia de masificar en los Andes”, dijo Humberto Campodónico, experto en hidrocarburos durante la presentación.
En efecto, el estudio señala que el mayor ahorro se generó en el sector transporte, con S/ 27.491 millones; seguido de industria mediana y comercial, con S/ 27,405 millones; y gran industria, con S/ 24.117 millones. Los residenciales, en tanto, acumulan ahorros por S/ 1.322 millones. Para el director general de Cálidda, Martín Mejía, la decisión del Gobierno de asumir el liderazgo de la construcción de ductos, que no quieren ser tomados por privados, es correcta.
“El país se tiene que analizar por regiones, y cada una tiene que mirarse sobre la base de dos factores principales: su demanda de combustibles y el monto de inversión necesaria para una estructura de redes tanto de alta presión, como de baja presión. Lo hecho en Lima no es reproducible en otras concesiones. Tienes un territorio del 3% del total nacional que concentra el 30% de población, 50% del PBI y más de 500 millones de pies cúbicos de demanda no igualable con otras regiones”, indicó.
Políticas de vanguardia
El informe explica que, durante la marcha de masificación en Lima y Callao, Cálidda acumula inversiones en infraestructura por S/ 4.322 millones, mayor a la realizada para los Juegos Panamericanos del 2019. Ello, en línea con las nuevas políticas energéticas y limpias que requiere el mundo, como apunta el exministro de Energía y Minas Carlos Herrera Descalzi.
“Hoy el mundo es muy distinto al del año 2000. Se tenía como energías económicas a los hidrocarburos, ahora lo son también las eólicas y solares. Antes no había restricciones grandes a las emisiones de CO2, hoy son casi una prohibición. Esa es la transición a la que tenemos que ir. Pero el proceso de masificación fracasó porque el Estado no lo acompañó en el balance económico, hay muchos sectores que se vieron favorecidos y de donde se podía sacar los montos de subsidio requeridos para la red de distribución, principalmente para el problema de su transporte”, explicó.
Desde Colombia, la especialista en economía y gestión de sistemas energéticos Carmenza Chahín saludó este nuevo viraje hacia una posible intervención estatal para la construcción del gasoducto del sur. Gracias a medidas como esta, en Colombia, por ejemplo, se tuvo un crecimiento interanual de 4 % entre 2016 y 2020 (con pandemia) en número de usuarios, según la empresa Promigas.
“Creo que es una clara decisión política. Es difícil que solo por iniciativa privada se construya toda la red, pero ahí es donde el Estado debe entrar a complementar el esfuerzo del sector privado. Lo que no quieren hacer los privados, lo puede hacer el Estado, y luego se da la enajenación. Si ustedes no dan un paso adelante, siempre van a hablar de unas cifras muy conservadores de masificación de gas natural en el Perú”, afianzó.
No obstante, también es importante aclarar si estas nuevas políticas se van a orientar únicamente a un subsidio a la oferta, o también a la demanda de gas.
“Nuestra población es dispersa y no tiene una base industrial significativa, por lo tanto, desplegar una nueva red de transporte de gas requiere que esas inversiones tengan que ser financiadas. Tenemos que definir si será una alianza público-privada o estatal y, de la misma forma, cuál es el esquema de subsidios que se va a tener que canalizar”, afirmó Gonzalo Tamayo, socio de Macroconsult.
El desempeño del gas natural en la capital
Entre 2004 y 2020, la masificación en Lima y Callao generó un PBI acumulado de S/ 7.899 millones, equivalente al 1,2% del PBI nacional del año pasado. Del total antes mencionado, S/ 592 millones fueron generados solo en 2020.
Macroconsult estima que, actualmente, las tarifas de gas natural son entre 40% y 60% más baratas y competitivas que las del gas licuado de petróleo (GLP) y diésel en el mercado peruano.
En 2020, los ahorros generados por el consumo del gas natural en los usuarios residenciales e industriales ascendieron a un total de S/ 2.808 millones, es decir, 44% por debajo del registro 2019 (S/ 4.238 millones).
Reacciones
Humberto Campodónico, expresidente de Petroperú
“Lima comenzó con 450 millones de pies cúbicos diarios que iban a ser alcanzados en diez años, pero en menos de cuatro o cinco ya estaban ahí. Muchas veces, es la oferta la que genera la demanda”.
Gonzalo Tamayo, socio de Macroconsult
“Desplegar una nueva red de transporte de gas y de distribución requiere que esas inversiones tengan que ser financiadas, y tenemos que definir si lo hará el sector privado, alianza estatal o público-privado”.
FUENTE:LA REPÚBLICA