El escritor ha publicado la novela La gran piedra luminosa, una historia de ciencia ficción con los incas.
Un día Genaro Maza Vera, convocado por las sirenas de la ficción, abandonó las aulas escolares, donde era profesor. Se dedicó a escribir, a tallar palabras con la paciencia de una gota de agua sobre la roca. Es muy severo con su escritura, por eso mismo es uno de los escritores más representativos de la tierra de Grau, Piura. Ahora es un convencido de que la literatura debe contribuir a recuperar la gran tradición científico-tecnológica de nuestras culturas prehispánicas. Fiel a su pensamiento, acaba de publicar una novela de ciencia ficción titulada Hatun Rumi K’anchaq-La gran piedra luminosa (Ed. Casa de la Piuranidad). Esta piedra portentosa permite elegir a los mejores gobernantes del imperio incaico que supervive en una de las dimensiones cósmicas del universo, gracias al triunfo de la gran insurrección de Manco Inca de 1536. Una obra innovadora que integra de manera creadora lo moderno con lo ancestral.
Siempre te has movido en el relato corto. Esta es la primera novela que escribes, ¿cómo se produce este cambio?
Sí, en efecto, por convicción literaria siempre me he orientado hacia el relato corto. Pero en los últimos años me obsedían varios temas, como el relacionado con los últimos descubrimientos de la física cuántica y cósmica; luego, mi asombro admirativo por la gran insurrección de Manco Inca de 1536, allí nomás a cuatro años de iniciada la conquista española, y que de haber triunfado otro hubiese sido el derrotero histórico del Perú.
También te obsesiona el presente. La novela interpola épocas y personajes.
Claro. Estaba, también, el problema de la gobernabilidad de nuestro país, así como mi admiración por Stephen Hawking, quien es todo un símbolo del amor al conocimiento científico. Es uno de los personajes centrales de la novela. Todos estos temas se fueron entretejiendo y afloraron en la trama de esta historia
Pero entras también al género de la ciencia ficción.
En mi actual etapa literaria considero necesario el cultivo de la ciencia ficción, la literatura debe contribuir a recuperar la gran tradición científico-tecnológica de nuestras culturas prehispánicas. Para muestra tenemos al complejo de Chankillo, en Casma, al que la Unesco acaba de declarar como el más antiguo observatorio solar de América.
O sea, ¿la ciencia ficción es el nuevo norte?
Con esta obra incursiono en la ciencia ficción, aunque en mi obra siempre han existido algunos puentes. El género de ciencia ficción tiene dos características esenciales: la anticipación y lo fantástico. Y en mi obra anterior he tratado temas de corte fantástico que hicieron fácil ese tránsito; como en La justicia de Patrocinio, donde el protagonista es un personaje cumananero que nace hablando, que tiene una gran cruz en el paladar y que tiene el poder de la videncia.
¿Y en lo de anticipación?
La anticipación está en relación con las nuevas teorías de la astrofísica y la cosmología, como los agujeros de gusano y la teoría de las supercuerdas. Y la anticipación tiene mucho que ver, también, con algo que están propugnando las teorías ecológicas que avizoran y propugnan un retorno a la práctica de los saberes tradicionales y ancestrales, como política urgente para salvar a nuestro planeta. En la historia de mi libro intento ensamblar ambos conceptos.
Imperio y corrupción
En la historia cósmica de tu novela, una gran piedra luminosa permite elegir a los más idóneos en el imperio de los incas. Ya quisiéramos tenerla para acabar con la corrupción.
Sí, es una piedra que tiene la propiedad de captar los más íntimos sentires de los seres humanos; y que les permite elegir a los mejores gobernantes del imperio incaico que ha logrado supervivir gracias a que en dicha dimensión cósmica ha triunfado Manco Inca. En torno a esa piedra, se entabla una lucha. Por un lado, Malayay Uchu, a quien la piedra desenmascara sus torvos propósitos y solo podrá acceder al poder destruyéndola. Por otro, el tallán Almotaxe, el Dr. Bloom, especialista en monumentos pétreos, así como el astrofísico Stephen Hawking.
En ese sentido, ¿la novela alcanza también una dimensión política?
Aquí está inmanente una preocupación de todas las sociedades y épocas: la estatura moral de los gobernantes; que sean ejemplo para sus ciudadanos y no den pie para justificar la transgresión moral de ningún gobernado. Como ves, a temas científicos de carácter cósmico se integran estas preocupaciones de gobernabilidad y moralidad que serán siempre bien actuales.
El dato
El autor. Nació en Sullana (1946). Ha publicado libros de cuentos antológicos, como Relatos de la frontera, La justicia de Patrocinio, El pacto de míster Leigh, La dama del estuario, Juez ad-hoc, Posesión, entre otros.