Fundador. El arquitecto diseñó la ciudad de Villa El Salvador hace cincuenta años y la construyó con el apoyo de la población. Acaba de publicar un libro en el que narra esa épica.
Cuando vio el extenso arenal, se le dibujó una ciudad en la mente. Orientándose por los cerros aledaños, imaginó dónde iba a estar la plaza, que sería el corazón de la nueva urbe. Asimismo, pensó en las manzanas modulares y por dónde iban a ir y venir las calles y las amplias avenidas, porque para el arquitecto Miguel Romero Sotelo, como él dice, “una ciudad es como un cuerpo humano”. Él trabajó el plano de esta ciudad que cumple 50 años de creación.https://823c1df02a53157cd41bc8b6afc9adcc.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
Miguel Romero Sotelo acaba de publicar, en coautoría con su hija Teresa Julia, el libro Villa el Salvador, Ciudad de las generaciones 1971-2021, editado por USIL para celebrar los 50 años de esta ciudad y para contar cómo se hizo y en qué circunstancias esta urbe vino al mundo.
“Era el gobierno de Juan Velasco Alvarado y en Lima se iba a celebrar una convención con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuando se dio la noticia de una invasión al sur de la capital. Yo trabajaba en la Junta Nacional de la Vivienda y me pidieron que solucione el problema porque no querían desorden durante la cita con el BID”, narra Miguel Romero.
Los invasores eran migrantes y se dice que habían ocupado terrenos privados.
Exacto. Habían ocupado zonas privadas, por el colegio La Inmaculada. La manera de resolverlo era llevarlos a terrenos del Estado, pero había que saber dónde. Con suerte, tras hacer las consultas, al sur de Lima había una bolsa de terrenos y hacia allí me dirigí con un viejo Land Rover. Descubrí un arenal que era el sonido del silencio. Pero así, lo que vi fue lo que habíamos soñado, una extensión de tierra para hacer una verdadera ciudad, con todos sus elementos, su plaza, iglesia, colegios, calles y avenidas. El cerro Papa, cerro Lagarto, cerro Zorro, entre otros, nos servían de hitos naturales para trazarla.
El trabajo era llevarlos al terreno elegido.
Sí, era uno de 2.500 hectáreas que estaban asignados a la Fuerza Aérea para que hagan paracaidismo. Allí hicimos la ciudad, en la meseta del cerro Lomo de Corvina. Antes se solucionaba el problema de la vivienda con la Beneficencia Pública de Lima, con carácter caritativo, después de manera integral, como las unidades vecinales y conjunto habitacional, como los de Belaunde. En los años 70, cuando surgieron las barriadas, había que buscar la vivienda social en que el poblador se convierta en ciudadano.
No tenían que ser invasores sino ciudadanos.
Así es. Toda ciudad debe tener lo siguiente: uno, la vivienda,como es natural; dos, el trabajo, que se expresa en un parque industrial; tres, recreación; cuatro, equipamiento de desarrollo: escuela, centros médicos; y cinco, comunicaciones, grandes vías. Era un arenal, pero ya tenía experiencia, había trabajado en Pamplona Alta.
En su primera exploración, ¿qué encuentra allí?
Fue increíble, era un paraje como el lejano Oeste, donde había hartas plumas. Apareció un señor con cientos de perros, armado con un rifle. Nadie pasaba por allí. Al verme, claro, yo estaba en el Land Rover, me gritó qué hacía aquí. Me presenté como funcionario del Estado, entonces cambió. Me dijo apellidarse Guayipa, presidente de la organización social La Vertiente, dedicados a la crianza de porcinos y pollos. Ahora hay una calle llamada Las Plumitas.
Se dice que sobre un arenal no se pueden hacer edificios…
Sí, eso me decían de cómo iba a construir allí si era arenal. Lo que no sabían es que ese era un terreno eólico. Es decir,el viento ha traído arena, pero debajo hay roca, terreno sólido. Prueba de ello son las torres de 20 pisos que se han construido para los Panamericanos. Es que no estudian, tienen mucha pizarra, mucha teoría, pero tienen poco piso.
Usted ha registrado Villa El Salvador a su nombre.
Sí, es que se decía, incluso en libros peruanos, que Villa El Salvador había sido obra de arquitectos cubanos, alemanes. Así que yo, que me he tragado el arenal, el año 2000 fui a Indecopi con mis planos antiguos y lo registré. Ahora, muchos se preguntan cómo es que un solo arquitecto trabajó esa ciudad. La verdad es que en esa época, como ahora, los arquitectos no se dedicaban a proyectos populares, son más elitistas. Están viendo proyectos de edificios y no de ciudades.
Pero Villa también es obra de sus pobladores.
Esta ciudad, que ya tiene 500 mil habitantes, ha sido hecha fundamentalmente por la población organizada. Se llegó a un ensamble de la organización vecinal con el talento técnico. Ese ensamble le ha dado sostenibilidad en el tiempo. En otras palabras, la población hizo suyo el proyecto. Yo rindo homenaje, entre otros dirigentes, a Antonio Aragón Gallegos, que prologa mi libro,que es el creador de la Cuaves.
¿Y qué hay para el futuro de Villa El salvador?
Mire, hay una a ordenanza, la 2343, que se aprobó en mayo pasado, tiene dos proyectos para Villa. El primero, un par vial de entrada y salida de la ciudad y el otro proyecto vial, también aprobado, habrá telecabinas que irán desde el paradero del tren eléctrico hasta la playa Venecia, Barlovento y Conchán. Villa El salvador seguirá progresando.
El dato
Premio. En 1987, Villa ganó el premio Príncipe de Asturias por “La práctica ejemplar para organizar un tipo de ciudad solidaria y económicamente productiva”.
Historia
Tres imágenes que muestran cómo edificaron la ciudad.