El escritor francés ganó el Premio Princesa de Asturias de las Letras por su literatura de no ficción.
El escritor francés Emmanuel Carrère, premio Princesa de Asturias de las Letras gracias a una carrera en la que ha navegado siempre entre la ficción y la autoficción, señaló este miércoles que no le molesta utilizar su vida como material literario porque contar las miserias “es bastante sano”.
“Tengo la impresión de que lo que puedo contar de mí es un poco nuestra miseria ordinaria común, aunque se manifiesta de forma diferente en cada uno. Creo que siempre es muy sano contarla”, dijo en conferencia virtual organizada por Anagrama.
Carrère (París, 1957) se hizo un nombre en la cultura popular con El adversario (2000), con la que noveló la vida y el pensamiento del asesino Jean-Claude Romand.
Este criminal, que mantuvo su identidad real oculta durante 18 años como funcionario falso de la Organización Mundial de la Salud, en 1993 asesinó a su esposa con un rodillo de amasar y a sus dos menores hijos, de siete y cinco años. Después de limpiar su casa, se fue a pasear y visitó a sus padres, a quienes también mató. Tras pasar una noche con su amante en París, regresó a su departamento, tomó barbitúricos, cerró sus puertas y prendió fuego con el fin de autoeliminarse junto a sus víctimas. Pero fracasó. Lo rescataron con vida. Llevado a juicio, fue condenado a prisión en 1996 y, tras 22 años de pena, salió libre el 28 de junio del 2019.
En su último libro, Yoga, debió eliminar algunos extractos después de que su exmujer no le diera su consentimiento para salir mencionada: “Fue una situación muy excepcional y no hay razón para que se repita”, explicó el literato, según el cual en el futuro tendrá más prudencia no a la hora de hablar de alguien, sino de asumir ese tipo de acuerdos previos.
Escribir, señaló, es el centro de su vida. “Como no escribo verdaderamente sobre la ficción, la realidad de mi vida está muy estrechamente ligada a lo que puedo contar, pero creo que un buen escritor, aunque escriba ficción o una epopeya, está igual de comprometido con su trabajo”.
Esa frontera difuminada entre lo que vive y lo que relata implica un cierto sacrificio de su intimidad, según confesó, pero no le importa: “No es tan grave”, señaló el autor que ha hablado de su depresión o de sus sentimientos religiosos.
Carrère dijo tener la sensación de ser “un retratista” y, aunque le cuesta encontrar un hilo conductor en su trayectoria, busca con su trabajo “ser un poco más libre, más inteligente, entender mejor lo que me rodea y a mí mismo”.
“Escribir libros es una especie de vehículo para conseguir eso”, recalcó el escritor que agradeció a la organización del Princesa de Asturias no haberle mantenido mucho tiempo en la incertidumbre: este martes le escribieron para preguntarle si aceptaba recibirlo en caso de ser galardonado, y una llamada se lo confirmó hoy poco antes de hacerse oficial.
Reconoció no haber estado nunca en Asturias, pero sí tener una conexión profunda con ciertos autores españoles: lee todos los libros de Enrique Vila-Matas “como si fuera a ver a un amigo, escriba lo que escriba”; Javier Cercas le gusta “mucho”, o La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero, le “conmocionó”.
El dato
Libros. Entre los títulos en castellano de Emmnuel Carrère están Una novela rusa, De vidas ajenas, Limónov, El reino, Bravura y Una semana en la nieve.