Estas dos palabras se han puesto de moda.
Y es habitual que no sepamos a qué se refiere, aunque nos guste eso de vivir plenamente.
Atención Plena es una traducción de la palabra “Mindfulness”, que hace referencia a nuestra capacidad para estar en contacto con quienes somos, con lo que pensamos y sentimos, incluso con lo que experimentamos momento a momento.
Es decir, que practicar la atención plena, es vivir conscientes de todo lo que ocurre fuera y dentro de nosotros.
Los maestros budistas y tantos otros investigadores occidentales, indican que cuando comenzamos a practicar la atención plena, se produce un despertar en nuestro interior, descubriendo cosas de nosotros mismos que nos pasaban desapercibidas.
Uno de los grandes descubrimientos cuando nos introducimos en esta nueva manera de vivir, es que descubrimos que hemos vivido en “piloto automático”. Reaccionamos a nuestras emociones en lugar de regularlas, tomamos decisiones impulsadas por nuestras emociones, hablamos sin cuidar nuestras palabras, nuestra mente vive en el pasado o en el futuro o sentimos que siempre respondemos de la misma manera.
Seguramente has asentido con la cabeza al leer lo que acabo de compartir contigo. Porque es así, vivimos de manera automática. La gran revolución de la atención plena es que nos hagamos conscientes de todo esto.
A nivel psicológico, creo que este “piloto automático” es dejar que nuestro subconsciente lleve el control, porque en su interior se cobijan las creencias adquiridas desde nuestra infancia y los patrones de conducta aprendidos.
La clave está en vivir en el ahora, en el presente. Y cuando lo hacemos, la vida toma otro ritmo, uno lleno de calma y aprendizaje.
MINDFULNESS Y TRABAJO
El otro día leí un par de artículos donde indicaban que la práctica de la atención plena en el mundo laboral, no funciona.
Algunas personas dicen que enseñar a vivir plenamente a los trabajadores, hace que se traslade la idea de que el problema está en el trabajador y no en la estructura de la empresa u organización. Creo que esta conclusión es precipitada y solo ve una parte del problema.
Considero que los cambios han de producirse en el entorno laboral, promoviendo lugares libres de acoso o mobbing, atendiendo a las necesidades de los trabajadores (porque somos seres humanos y no máquinas), reduciendo la sobrecarga de trabajo porque al final un trabajador quemado, es menos eficaz y por tanto se resentirá toda la estructura.
Pero también creo que la práctica de la atención plena nos ayuda a regular nuestras emociones, a reducir nuestro estrés y a tomar distancia de los problemas. Porque nos guste o no, el ámbito laboral es una de las fuentes principales de estrés.
Enseñar atención plena en el ámbito laboral no es sinónimo de culpar al trabajador, tan solo es una ayuda para una mejor salud emocional dentro y fuera del trabajo. Los cambios, para que sean profundos, deben producirse dentro y fuera de las organizaciones y empresas.
CÓMO VIVIR PLENAMENTE
Practicar la atención plena y vivir conscientemente, es una decisión que tomamos cada día. Pero cuando vivimos desde nuestra conciencia y plenitud, comenzamos a cambiar la manera en que interpretamos la vida, y de ahí vienen los cambios profundos.
Hoy quiero mostrarte los primeros pasos en este viaje hacia la conciencia y el presente. Son solo 4 pasos que puedes practicar cada día.
Obsérvate: Tal vez pienses que ya te observas porque vives cada día en tu cuerpo. Vivir en tu cuerpo es diferente a observarlo. La observación requiere dedicarnos tiempo, averiguar lo que sentimos, pensamos y hacemos. Es también mantener una actitud curiosa hacia lo que somos y hacia el contenido de nuestra mente.
Para el budismo, la observación es la base para conocernos mejor. Porque requiere paciencia, tiempo y atención. Todo esto lo podemos lograr cuando vivimos en el presente, si estamos recordando el pasado o anticipando nuestro futuro, no podemos observar lo que ocurre en nuestro interior. El presente es escurridizo.
Mi consejo para que comiences a observarte, es que te hagas consciente de las decisiones que tomas. Observa por qué decides una cosa y no otra, qué te ha motivado a tomar esa decisión, qué pensamientos te han llevado hasta ahí y qué emociones te han impulsado a decidirte.
Ve poco a poco, no tienes prisa. Conocerte es un arte que requiere tiempo y calma.
No juzgues: Una vez que comiences a observarte, no juzgues nada. No pienses que tal decisión es “buena o mala”, evita pensar que tal emoción es “buena” y la otra “es mala”. La práctica de mindfulness nos introduce en el camino de no rechazar nada.
Todo lo que hay en tu mente, está bien. La naturaleza de tu mente es crear pensamientos y emociones, pero debes saber que su contenido cambia, no es estático. Tú cambias a cada instante. Lo que sí hacemos es quedarnos estáticos cuando nos aferramos con fuerza a los pensamientos, emociones, creencias y opiniones.
Dirige la luz de tu atención: Nuestra atención es la clave, es la luz del faro de la conciencia. Hacia donde dirigimos nuestra atención, damos vida. Por eso ahora que estás empezando a vivir plenamente, dirige tu atención hacia el presente, porque en el presente todo está bien, es donde la calma se esconde.
Quédate en cada instante, fluye con los pensamientos, no te aferres a ellos. Los faros hacen girar su luz, tú haz lo mismo con tu atención, no te quedes atrapado en un pensamiento o emoción.
Respira: Por favor, respira, pero respira no solo para sobrevivir, hazlo de manera consciente. Para lograr esto, solo tienes que llevar tu atención a la respiración.
Y aunque pueda parecer fácil, cuando intentamos mantenernos centrados en la respiración durante unos minutos, nos damos cuenta de la actividad frenética de nuestra mente, que es capaz de alejarnos del presente. Es normal, no estamos acostumbrados.
La clave en la respiración consciente es observar las distracciones y volver a nuestra respiración de manera consciente.