Después de 32 años, los restos de un padre y su hijo podrán descansar en paz en el cementerio de la tierra que los vio nacer. Ambos fueron víctimas de la época del terrorismo en tierra huancavelicana, región que está considerada en el cuarto lugar de mayor registro de desaparecidos entre los años 1980 y 2000.
RECUERDOS DOLOROSOS DE LA ÉPOCA DEL TERRORISMO
Eran las 10:00 horas de ayer cuando el presidente de la Junta de Fiscales Superiores del Ministerio Público de Huancavelica, Luis Jorge Valdivia Grados, daba inicio a la ceremonia de entrega de restos óseos de quienes en vida respondían a los nombres de Eloy Quispe Barrios (47) y Manuel Quispe Jorge (17), ambos pobladores del sector de San Gerónimo.
Entre los presentes se encontraba la esposa de Eloy, su hermana y su hija, quienes dejaron fluir sus lágrimas mientras recordaban la desaparición y deceso de sus seres queridos.
En febrero del 1988, pasada las 05:00 horas, Manuel fue sacado de su vivienda por tres hombres encapuchados y fue trasladado en dirección del lugar conocido como Miquelpata.
Esa fue la última vez que su familia vio con vida al adolescente, ya que, tras varios días de estar desaparecido, su cuerpo sin vida fue hallado por un poblador del lugar que pasteaba sus ovejas.
El cadáver estaba dañado debido al ataque de los animales, que se alimentaban con el cuerpo sin vida.
Eloy, el padre del menor, también corrió con la misma suerte un año después. El 28 de mayo de 1989, dos personas montadas a caballo ingresaron a la vivienda y, delante de sus demás hijos, sacaron a la fuerza al padre.
La esposa, Maximiliana Jorge viuda de Quispe, tras retornar con el ganado y ver que no estaba su pareja, inicia la búsqueda de Eloy junto a sus demás familiares. Tras varias horas de búsqueda por los cerros, el cadáver del padre fue hallado. El cuerpo se encontraba con las manos atadas y con heridas en el cuello y la espalda.
Esto fue narrado por Daniel Alberto Jara Espinoza, fiscal superior coordinador de la Fiscalía Superior Penal Nacional y Fiscalías Penales Supraprovinciales del Perú, quien dio su sentido pésame a la familia.
“La Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional ha sido claro en concluir que, la organización subversiva, Sendero Luminoso fue el que dio inicio al doloroso periodo de violencia que padeció el país desde 1980 hasta el 2000”, manifestó Jara.
Agregó: “Huancavelica ocupa el cuarto lugar a nivel nacional donde se concentraron los casos de muerte y desaparecidos. Manuel y su padre no fueron ajenos a esta violencia terrorista”.
MÁS DE MIL DESAPARECIDOS INFORMA EL MINJUS
La cifra informada por el fiscal fue respaldada por Karol Baca Valencia, representante de la Dirección de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia (MINJUS).
“La dirección está a cargo del registro nacional de personas desaparecidas donde, a diciembre del 2020, se tiene un registro de 1018 personas desaparecidas en la región de Huancavelica, entre el periodo de 1980 al 2000, producto de la violencia política interna que vivió nuestro país”, informó Baca.
Acotó: “Esta cifra, no es una cantidad que ahí queda, esto puede aumentar porque el trabajo nuestro es que los familiares de las víctimas conozcan de esta dirección y puedan reportar caso de sus familiares desaparecidos, por lo que este registro puede ir aumentando”.
“De lo que recuerdo, es la tercera oportunidad que se hace entrega de restos humanos a los familiares de víctimas de a violencia política. Estamos viendo el sufrimiento de las familias debido a la desaparición y muerte de sus seres queridos, para ellos, nuestro más sincero pésame”, aseveró Valdivia.
Por su parte el fiscal Jara afirmó que están realizando las coordinaciones para la pronta entrega de los restos óseos del caso Santa Bárbara.
Al mediodía de ayer inició la misa de cuerpo presente, y posterior a ello, los restos de adre e hijo fueron trasladados hasta el cementerio de la comunidad de San Gerónimo.
Durante el recorrido hacia el cementerio, Crilda Quispe Jorge (37) recuerda que la desaparición de su hermano y de su padre fue cuando ella era niña, de apenas 03 y 04 años de edad.