A ellas nada las detiene. Ni los bolsillos vacíos, ni la temible pandemia, ni las desilusiones del corazón. Aunque a veces en privado y en silencio dejan escapar algunas lágrimas, crecen ante la adversidad, cobran más valentía cuando el camino es cuesta arriba y multiplican fuerzas y esperanzas si de proteger a sus hijos e hijas se trata. Nunca bajan la guardia.
Eugenia, Flor y Elizabeth son tres ejemplos de lo invencibles que son las madres del asentamiento humano Valle Hermoso El Mirador, una de las localidades más pobres del sector Las Lomas de Carabayllo, en ese distrito limeño. Ellas, solas, sacan adelante sus hogares en medio de las privaciones y mantienen viva la fe en un futuro mejor para los suyos.
Los hogares de estas madres coraje, separadas de los padres de sus hijos, acaban de ser empadronados en el marco del operativo piloto Sisfoh Bicentenario, puesto en práctica por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) en articulación con gobiernos locales y que busca definir la clasificación socioeconómica de hogares en pobreza y pobreza extrema de zonas urbanas y periurbanas que no están registrados en el Padrón General de Hogares, del Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh), o que requieren actualizar su clasificación para que accedan a políticas públicas de protección social.
Eugenia Manuel Patricio, ancashina de 41 años, es una mil oficios. Lava ropa, limpia casas y teje prendas de vestir. No escatima oportunidad para sumar algunos soles. El apoyo del papá de su hijo de 11 años y de su pequeña de 6 es insuficiente. “No pierdo las fuerzas. Al ver a mis hijos, en las mañanas, me levanto con más ganas y busco la manera de conseguir recursos para que coman y se vistan”, indica Eugenia. En medio de su humildad, ella cría unos cuantos cuyes que, de tanto en tanto, son la delicia de sus engreídos y en otras momentos, mercadería que saca de apuros. Eugenia es multifacética total.
Su paisana Flor TImoteo Colquicocha, de 54 años, solo estudió hasta tercero de secundaria, pero eso no fue impedimento para que aprendiera el valor del trabajo honesto. Por eso, hoy anhela superar pronto un mal que aqueja su columna y vencer la batalla contra un doloroso cálculo en la vejiga para poder volver a vender fruta y jugos en un mercado cercano, actividad con la que para su olla, sola, desde hace 14 años. “Quiero que mi Jehmi (de 16 años) y mi Denilson (de 15) sean mejor que yo, que no tengan piso de tierra y puedan ser profesionales. Por eso no me dejo vencer”, dice Flor mirando al cielo.
La limeña Elizabeth Flores Mozo, de 34 años, es padre y madre para sus tres hijas. Lava ropa ajena para que ellas puedan comer. A veces ella se priva de un plato de comida con el fin de que haya más para sus princesas de 14, 7 y 4 años. Si hay que limpiar una casa, también ajena, o una tienda, se apunta al toque. “Me siento capaz de salir adelante. Soy una mujer luchadora y siempre primero son mis hijas”, refiere Elizabeth antes de que sus chicas se la coman a besos.
Confianza en el Estado
Luego de que sus hogares fueran empadronados, Eugenia, Flor y Elizabeth dicen que confían en recibir apoyo del Estado. Los empadronadores del Midis cumplen los protocolos de seguridad sanitaria durante su labor y tienen a dirigentes vecinales y a líderes de organizaciones sociales de base como aliados estratégicos.
La primera fase del operativo piloto Sisfoh Bicentenario se inició el 13 de mayo en Carabayllo y Lurigancho – Chosica. Con el compromiso de los municipios distritales involucrados, la meta general del operativo es lograr el empadronamiento de 127 200 hogares en pobreza o pobreza extrema de 20 distritos priorizados de Lima y del interior del país en tres etapas. La segunda debe comenzar en otros 9 distritos el 15 de junio y la tercera, en otras 9 jurisdicciones, el 15 de agosto.