Hoy estamos preparando una sopita de buen cuerpo y mejor nutrición. Me gusta decir que el Perú ofrece al mundo, al menos, cuatro cereales de extraordinaria calidad, que pueden ayudar a la desaparición de la anemia en nuestro bello país; ellos son la quinua, la kiwicha, la cañihua y el maíz. Los tres primeros son poco usados, a pesar de que en los últimos años la quinua ha gozado de gran publicidad y difusión.
Recuerdo que fue a comienzos de los 90 que me pidieron recetas con estos productos y que eran para una “revista virtual” para gente de la tercera edad en Europa. Para entonces aquellos términos cibernéticos eran desconocidos por muchos y, aún hoy, lo son para mí. Deduzco hoy que conocedores de las virtudes de estos alimentos se preparaban en otras latitudes para honrar a su gente con una dieta apropiada y conveniente a vista del siglo XXI.
La cañihua es una semilla redonda pequeñita, de color marrón, crece en un ambiente hostil, exactamente en las altas punas heladas. Es humilde, casi silvestre y su cultivo no necesita mayor cuidado, es generosa y su único gran deseo es alimentar a sus hermanos peruanos; se utiliza como cereal entero y en harina. Esta última es usada tostada en los desayunos. Aprovecha pe.
Utilizamos en casa con frecuencia la kiwicha, la incluimos en todas las sopas y guisos jugosos, generosos puñados enriquecen cualquier preparación y no le cambia el sabor, su presencia es discreta pero nutre con energía y ánimo, además de ser una planta alegre, los campos sembrados poseen copetes llenos de flores de colores. Es realmente una planta divina y mágica.
De la quinua hemos escrito bastante, aunque nunca es suficiente para resaltar los valores de este cereal. Respecto al maíz en esta receta, echamos mano de la harina de chochoca. La cultura del maíz y los subproductos de este nos guarda grandes sorpresas y secretos.
Ingredientes
2 kilos de carne de pecho sin hueso
6 litros de caldo de verduras
2 palos de apio
4 cucharadas de aceite de oliva
½ taza de cebolla picada
1 pimiento picadito
1 cucharada de ajo molido
2 cucharadas de ají panca molido
Sal, pimienta y comino
1 cucharada de orégano
1 taza de quinua
1 taza de kiwicha
1 taza de cañihua
1 taza de harina de chochoca
6 papas peladas picadas
2 nabos pelados picados
2 zanahorias peladas picados
Preparación
Cortar la carne en trozos medianos y llevar a hervir en el caldo con sal y los palos de apio. Mientras hierve, hacer un aderezo en sartén con el aceite, la cebolla, el pimiento, el ajo, el ají panca, sal, pimienta, comino y orégano. Guisar a fuego lento por 15 minutos y echar a la olla donde hierve la carne.
Luego de 30 minutos, echar la kiwicha, la cañihua y la quinua, seguir cocinando a fuego lento hasta que la carne esté suavecita. Echar la papa, el nabo y la zanahoria. La sopa queda untosa, de buen cuerpo, espolvorear la hierba de su preferencia. Puede ser huacatay, hierbabuena o, como fue en nuestro caso, un picadito de paico fresco con rocoto y jugo de limón. Después de tomar esta sopa, estaremos listos para ir a colonizar el planeta Marte, plato de astronautas. Provecho.