La propuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) de entregar un nuevo bono ha superado largamente los planteamientos de todos los partidos en campaña para reactivar la economía este año, incluso la de Juntos por el Perú. Una inyección de S/ 2.760, potencialmente, podría reencauzar los indicadores de pobreza a los niveles prepandemia del 2019 (21,8% FMI; 20,2% INEI).
El organismo internacional calcula que el costo de ejecutar esta medida ascendería al 2,3% del PBI, cerca de S/ 17.250 millones. Una nueva partida de bonos focalizada según su nivel de alerta no tendría los resultados, debido a que en algunas de las regiones objetivo, como Lima, los ingresos son mucho más altos que en las excluidas.
Para Luis Alberto Arias Minaya, expresidente del Banco de la Nación, la focalización por regiones para la entrega del bono fue un error del Gobierno, toda vez que la entrega de subsidios como mecanismo de reactivación demostró resultados tangibles, con un incremento de la pobreza de solo seis puntos porcentuales en el 2020 (27,5%). En opinión del experto, el bono debió ser general.
“El primer objetivo debe ser proteger a los más vulnerables. Una vez cumplido ese objetivo debemos hacer todo lo que sea necesario para que este mayor gasto sea cubierto de alguna forma, a fin de garantizar la sostenibilidad fiscal. Pero lo que se hace ahora es asegurar esa sostenibilidad a costa de ellos”, refirió.
Cabe señalar que, hasta marzo del 2020, el Perú contaba con US$ 68.044 millones de reservas en el Banco Central del Perú (BCRP) y una deuda pública del 27% del PBI. Asimismo, gozaba de una baja inflación (a diferencia de otras naciones como Chile o Argentina) que colocaba al sol como una de las monedas menos volátiles de la región.
En tal sentido, Arias Minaya indicó que la política de entrega de bonos debió ser más expansiva desde el principio, gracias al respaldo monetario con que se contaba después de tres décadas de disciplina fiscal y escaso endeudamiento.
“Lo que ha señalado el FMI desde antes de la pandemia es que nuestro país tiene más espalda financiera que ningún otro de América Latina. La deuda del Perú, con respecto de su PBI, es la más baja de la región. Podríamos hacer un esfuerzo”, aseguró el experto.
Esta idea del FMI contrasta poderosamente con la política del actual Gobierno, que continúa con la entrega de un bono de S/ 600 para 4,6 millones de beneficiarios, anunciados en dos grupos distintos de acuerdo al avance del virus. Incluso el desembolso de bonos a los afiliados a la ONP y la posibilidad de hacer un retiro anticipado de sus fondos “solo tendría un impacto mínimo en la reducción de la pobreza”, anticipa el organismo.
Posición similar tuvo el economista Armando Mendoza, quien sostuvo que el impulso al consumo interno provocado por una emisión más equitativa de bonos debería ir de la mano con mejoras tributarias, al tiempo que se alivian las restricciones vacunación mediante.
“Esto tiene que ir de la mano con un proceso de reforma tributaria que tendrá efectos a mediano plazo. Tampoco se trata de entrar indefinidamente a un carnaval de gasto, pero, en circunstancias como esta, es imperativo ampliar la demanda y proteger a los sectores más vulnerables”, manifestó.
Las cifras
Empleo. Según el FMI, la proporción de trabajadores informales aumentó al 73,7% en el tercer trimestre del 2020.
Caída. Se espera que el déficit fiscal baje del 8,8% del PBI en 2020 al 5% del PBI en 2021, a medida que se eliminen gradualmente las medidas de ayuda transitoria.