Horizonte H2020 es un programa que se dedica a financiar proyectos de investigación e innovación en diferentes áreas temáticas y siempre dentro del contexto europeo, uno de estos proyectos es mEATquality que, dotado con 6 millones de euros, tiene el cometido de investigar la relación y vínculos entre la mejora del bienestar animal y el sabor de la carne de cerdo y pollo.
Si se preguntara a la mayoría de los consumidores si afecta la normativa de bienestar animal al sabor de la carne de cerdo y pollo, lo más probable es que la contestación fuera que sí, ya que se asocia la mejor calidad de vida de estos animales con la obtención de mejores productos alimenticios con ellos, pero siempre es mejor demostrarlo y certificarlo científicamente para que no quede lugar a dudas. La CE pidió a este proyecto que se investigara e identificara qué elementos y características mejoran la calidad de la carne, ello implica centrarse en el estudio y análisis de los animales criados de forma intensiva y en los que se crían de forma extensiva.
Es por esta razón que se decidió trabajar en el marco del proyecto mEATquality con cerdos y pollos, ya que son los animales que más a menudo se mantienen en un estricto confinamiento, a diferencia de otros animales como las vacas, además, se argumenta que cerdos y pollos se pueden mantener en sistemas extensivos como el de la ganadería ecológica sin ningún problema. Los expertos explican que el sistema extensivo tiene una gran cantidad de factores potencialmente relevantes que pueden marcar claras diferencias, como la alimentación, la genética de los animales, la cantidad de espacio que tienen y el grado de actividad física, que probablemente afecta a los músculos y, por ende, al sabor de la carne, etc.
Cada factor será analizado en el contexto de la cría intensiva y extensiva de forma individual, pero también se realizarán análisis y comparativas entre las diferentes calidades de la carne, en este caso jugarán un papel importante los expertos que conformen los paneles de cata. Todos los datos que se recaben serán evaluados para determinar si existen vínculos entre el modo en el que se crían los animales y la calidad de la carne resultante. Los investigadores consideran que ciertos elementos de la agricultura extensiva tienen muchas probabilidades de causar efectos notables como, por ejemplo, la genética y la dieta, proporcionar a los animales más espacio también puede dar como resultado un producto de mejor calidad y se espera que los resultados de la investigación ratifiquen estas deducciones.
Los investigadores comentan que si cerdos y pollos de cría extensiva producen carnes de mejor calidad, tienen un argumento o motivo para que estos productores con un estándar elevado de bienestar animal cobren más por sus productos. Los expertos apuntan que es muy importante que los alimentos de origen animal que se anuncian que han sido obtenido con altos estándares de bienestar animal, puedan ser perfectamente rastreados a través de la cadena de suministros, es decir, que cumplan rigurosamente con la trazabilidad.
La Comisión Europea manifiesta estar especialmente interesada en la trazabilidad a lo largo de la cadena de suministros, la razón es que se puede ganar mucho más dinero con los alimentos ecológicos y siempre que hay la posibilidad de ganar más dinero, aparece la posibilidad de fraude. Por ello, en el marco del proyecto mEATquality se utilizarán tecnologías como el análisis isotópico (isótopos), que puede proporcionar información sobre la cantidad de luz solar a la que estuvo expuesto el animal, el tipo de suelo en el que fue criado, etc. Estas tecnologías pueden ser de gran ayuda para establecer vínculos entre la carne y el modo en el que fue criado el animal reduciendo considerablemente el riesgo de fraude.
Merece la pena recordar los resultados de esta investigación estadounidense en la que se concluía que conocer el origen y cómo se produce una carne, influye en su sabor, demostrando que nuestra creencia y percepción acerca de cómo los animales de granja han sido criados, puede influir en la experiencia de comer carne, apreciando mucho más sus cualidades organolépticas, incluso si en realidad de trata de carne producida industrialmente.
Según leemos aquí, el proyecto tiene otras vertientes de investigación, como analizar y determinar por qué los consumidores valoran el etiquetado ecológico y de bienestar animal, de este modo se podrán comunicar otros aspectos en el etiquetado que muestren claramente que los productos tienen un valor añadido que merece la pena considerar. Podéis conocer más detalles sobre el proyecto de investigación a través de la página oficial de Horizonte H2020.