Un beso apasionado digno del final de una bella película romántica. Frida Kahlo y Diego Rivera son sorprendidos así por el objetivo de su amiga Lucienne Bloch, cuyas fotografías se exponen por primera vez en París.
Si bien todo parecía haber sido dicho sobre la artista mexicana (1907-1954), una de las más destacadas del siglo XX, una pequeña galería aporta ahora una nueva mirada íntima de su etapa en Estados Unidos en los años 1930, en una muestra que atrae a centenares de curiosos los fines de semana.
Las fotografías llegaron a la propietaria de la Galerie de L’Instant por casualidad, cuando en 2019 descubrió revolviendo en una caja en un salón de Nueva York una imagen de una joven Frida Kahlo posando bajo un autorretrato. Era la misma que días antes le había fascinado al verla en una muestra en el museo de Brooklyn.
“Compré la foto y la colgué en Instagram. Poco después me contactó Lucienne Allen, ¡la nieta de la fotógrafa! Ya no la dejé tranquila hasta que me dio su autorización para organizar la muestra”, confía a la AFP Julia Gragnon.
Asistente de Diego Rivera, amiga íntima de Frida Kahlo, esta estadounidense de origen suizo captó momentos banales de la vida singular de la artista, que posa guiñando un ojo, mordiendo un collar, comiéndose un helado sentada en un banco o sosteniendo en brazos a un bebé, el hijo de Bloch y su ahijado. En la mayoría, sostiene una mirada penetrante, segura.
Según Gragnon, el total de 25 instantáneas en blanco y negro conforman la primera muestra individual de Bloch en el mundo.
La fotografía en que la pareja de artistas revolucionarios se abrazan y besan, con el rostro de ella iluminado por la luz que entra por la ventana, es sin duda una de las más destacadas. “Hubo una mujer que se enamoró, vino ocho días seguidos a contemplarla. La acabó comprando”, explica la propietaria.
Esta artista polivalente inmortalizó además el mural que Rivera empezó a pintar para el Centro Rockefeller de Nueva York: Frida posa delante de la obra a medio terminar, a la izquierda una caja de pinceles, a la derecha, una escalera de mano.
“La obra causó escándalo. No es difícil imaginar la reacción de Rockefeller cuando vio a Lenin, Trotski y compañía en el mural que había encargado. No se debía de esperar que Diego fuera tan comunista”, afirma Gragnon.
Asimismo, ambas amigas aparecen en otra fotografía, a punto de subirse a un tren en su camino hacia México.
Colas por Frida
La propietaria explica que las mujeres son mayoría entre los visitantes. “Son muy sensibles a la historia de Kahlo”, artista pionera y comprometida, de gran talento y fuerte personalidad, cuya vida estuvo marcada también por el dolor físico, un matrimonio tumultuoso y la imposibilidad de tener hijos.
Pero a la muestra también vienen jóvenes estudiantes. “Todos reconocen su imagen, la han visto en camisetas, tazas… Pero muchos descubren que existió de verdad”.
La muestra se prolongará hasta finales de marzo, más allá de lo previsto inicialmente. “Los fines de semana es de locos, hay colas que casi dan la vuelta a la manzana y solo somos una pequeña galería. Se nota que la gente tiene hambre de cultura”, con los museos cerrados en París por la pandemia.