Para los hombres de prensa es imposible olvidar aquella noticia que se extendió en las redacciones. No se podía creer que colegas, amigos con los que uno se encontraba cuando la noticia llamaba, habían sido asesinados en las alturas de Ayacucho, el 26 de enero de 1983.
Pero era cierto. Ocho periodistas, su guía y un comunero vivieron instantes de crueldad en Uchuraccay (provincia de Huanta), una de las comunidades más afectadas por el terror de Sendero Luminoso.
Cada año, cada 26 de enero, se vuelven a ver y sentir las cruentas escenas de Uchuraccay: los cuerpos desenterrados, los helicópteros en la zona, el dolor de colegas allí presentes, el silencio de los comuneros. Todo lo que marca la memoria de los periodistas del Perú.
Y en el mundo se sigue considerando a este hecho como uno de los capítulos más tristes para los hombres de prensa. La Federación Internacional de Periodistas (FIP-América Latina y el Caribe) se pronunció sobre este dolor que no cesa.
“Hace 38 años, 8 periodistas fueron masacrados mientras realizaban una cobertura en Uchuraccay. También fueron asesinados el guía del grupo y un comunero. Y seguimos sin saber toda la verdad sobre lo que allí ocurrió”.
En el Perú, este 26 de enero se volvió a recordar lo ocurrido pero por primera vez los tributos y ceremonias de recuerdo, casi en su totalidad, se realizaron vía la web.
La pandemia evitó las concentraciones de colegas y familiares, los viajes a la zona, los encuentros. También evitó, por ejemplo, el acostumbrado recorrido llamado “La Ruta de la Paz y la Reconciliación Nacional”, que cada 26 de enero realizan un grupo de periodistas, representando a los fallecidos en la lejana puna ayacuchana.
Esta vez en el ciberespacio se recordó un año más, con dolorosa nostalgia, los nombres de Jorge Sedano, Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez, Félix Gavilán, Willy Retto, Jorge Luis Mendívil, Amador García, Octavio Infante, Juan Argumedo (guía), Severino Huáscar Morales (comunero).
El Colegio de Periodistas de Lima realizó actividades donde destacó la mesa redonda “Uchuraccay 38 años después”. El decano Ricardo Burgos refirió que la “masacre es una historia triste para nuestra profesión y sigue siendo una herida abierta para todos los periodistas”.
La Asociación Nacional de Periodistas (ANP) efectuó una ceremonia virtual con la emotiva participación de familiares de los caídos. Se presentó el documental “Uchuraccay: ir donde está el silencio”. Y se colocó una ofrenda floral en el monumento a los mártires de la Plaza de Armas distrital de Comas.
El Sindicato Unitario de trabajadores del Periodismo y la Comunicación Social (Sutpecos) afirmó que aunque haya pasado 38 años del suceso “seguiremos buscando la verdad y la justicia”.
Es imposible olvidar ese ejemplo de amor al oficio que no vacila en buscar la verdad.
Ese ejemplo es una lección de periodismo que no se aprende en las aulas y sí en la vida misma.
El Estado peruano debe allanarse
La Asociación Nacional de Periodistas (ANP) hizo un llamado al Estado peruano para que se allane en el caso Uchuraccay. “Han pasado 38 años desde el asesinado de nuestros colegas y, junto a sus familias, aún no encontramos justicia”.
El Ministerio de Justicia recordó a los periodistas asesinados “mientras investigaban hechos de violencia en la zona”.
El Lugar de la Memoria (LUM) recordó la matanza ocurrida “en un clima de extrema violencia” y dijo que Uchuraccay fue de las comunidades más afectadas por SL. “En los años siguientes incursionó varias veces y causó la muerte de más de 135 personas, una tercera parte de su población”.
Comunidad
¿Olvido? Al cumplirse 38 años de ese episodio de la violencia interna de nuestra historia, no se debe olvidar también las historias de esas comunidades alejadas del país, como Uchuraccay, que muestran la realidad de nuestro país todavía diverso y fragmentado.