Durante los últimos años, la deserción escolar en el Perú presentó una tendencia a la baja en todos los niveles y, además, poco a poco se dieron avances para cerrar las brechas de género presentes en este campo. Sin embargo, Ricardo Cuenca, titular del Ministerio de Educación (Minedu), aseguró que con la crisis sanitaria desatada por el nuevo coronavirus, la tendencia cambió para inicial y primaria para quienes fue más difícil continuar con sus estudios; mientras que para los y las habitantes de zonas rurales la situación empeoró.
“La interrupción de estudio en las áreas rurales es un viejo problema en nuestro sistema; es casi el doble que en las zonas urbanas”, añadió Cuenca en un tuit. En efecto, según las estadísticas mostradas por el ministro, el abandono de los estudios en áreas rurales se da mayormente en la secundaria y esta es casi el doble (4,1%) de lo que ocurre en las zonas urbanas (2,8%).
Yanet Razzetto, especialista en educación de Plan International Perú, declaró a este medio que a partir de las visitas a comunidades indígenas y localidades en el interior del país, se comprobó que las niñas y adolescentes son las más afectadas por la deserción escolar.
Mientras que (en promedio) un 33,5% de mujeres de entre 25 y 24 años de zonas urbanas concluyen la educación superior, en zonas rurales el porcentaje desciende a tan solo el 6,2%, según datos arrojados por la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2018.
“El embarazo adolescente, la violencia de género que afrontan y la sobrecarga de actividades domésticas que recaen en ellas desde muy pequeñas, las colocan en desventaja frente a sus pares hombres dentro de las instituciones educativas”, explicó Razzetto.
Por otro lado, además de la brecha digital y la necesidad de trabajar para obtener una remuneración, tener una lengua materna indígena aumenta el riesgo de desertar del sistema educativo. Así lo demostró el estudio Predictores de la deserción escolar en el Perú elaborado por el Grupo de Análisis de Desarrollo (Grade), en el que se señala que esto refleja “el descuido y la poca inversión que se ha realizado en las escuelas que atienden mayoritariamente a esta población”.
En ese sentido, sin una efectiva educación intercultural, el analfabetismo es mayor en esta zona, sobre todo para las mujeres. De acuerdo a la Endes 2018, la deserción escolar en mujeres con lengua materna indígena representa un 24,6%, amplia diferencia con respecto al 4,6% que presentan las mujeres que tienen como lengua materna el castellano.
Educación durante la pandemia
Ante la propagación del coronavirus en el Perú, el Gobierno oficializó que el año escolar inicie el 6 de abril de 2020, con una educación a distancia mediante el programa Aprendo en casa, a través de radio, televisión e internet. Sin embargo, no todos pudieron acceder a las clases virtuales debido a la brecha tecnológica que persiste en las zonas rurales.
Por eso, pese a que en todo el país el 93% de alumnos accedió a Aprendo en casa, en Loreto, San Martín, Ucayali, Madre de Dios y Amazonas no se superó el 90% de alcance, según los datos brindados por el Minedu a este diario. Asimismo, hasta noviembre, la cobertura en el área rural fue del 90% y en inicial cayó a 91% en comparación a primaria y secundaria.
Razzetto recordó que Loreto, la región que figura con menor acceso a Aprendo en casa, es una de las que tiene la más alta tasa de embarazos adolescentes (32%) en el Perú. “Estas niñas dejan de ir al colegio. (…) Si ya era difícil el entorno presencial, con la modalidad virtual, además de no tener el recurso tecnológico a la mano y no llegarles la señal de radio, vemos que esto se agudiza”, sostuvo.
Coronavirus: niñas de inicial y secundaria con menor acceso
De acuerdo al INEI, entre abril y junio, en el área rural se observan diferencias entre niñas y niños acerca del acceso a Aprendo en casa. Mientras el 79,4% de ellas asistieron a sus clases a través de diversas plataformas, en ellos este porcentaje se elevó a 83,3%. Lo mismo ocurrió en secundaria: un 81,2% de adolescentes varones asistió a sus clases, superior en 0.6 puntos porcentuales del de mujeres (80,6%).
Para Yanet Razzetto, la falta de paternidades activas y de distribución de roles entre los integrantes del hogar son factores que podrían haber provocado que niños y niñas de inicial dejaran de asistir a sus clases a distancia. “El aprendizaje de los niños y niñas al ser en casa, también ha recaído en la mujer”, puntualizó.
“Si la mamá es quien principalmente se encarga de las labores de la casa y tiene que apoyar con mucho más énfasis el aprendizaje de los niños, entonces hay una recarga. Esta pudo haber sido una de las razones por lo que las familias han optado por no matricularlos”, detalló.
Por otro lado, en comparación con el nivel observado durante el mismo trimestre del año 2019, la tasa de asistencia de las estudiantes de secundaria disminuyó en 6,3 puntos porcentuales y de los escolares en 6 puntos porcentuales.
Esta tendencia se debería, según Razzetto, a que debido a los roles de género, las niñas y adolescentes se han visto obligadas durante la cuarentena a enfocarse en las tareas domésticas y a dejar de lado sus estudios, e incluso abandonarlos. Asimismo, las uniones tempranas y los embarazos adolescentes que han ido en aumento durante la emergencia sanitaria, han sido determinantes para que muchas de las menores decidan interrumpir su colegiatura.
Ante estos indicadores sociales, la experta hizo un llamado al Estado a no solo mejorar la metodología de la enseñanza remota con Aprendo en casa, sino también a analizar bajo un enfoque de género los factores que determinan que los y las menores interrumpan sus estudios.
“Por una lado, tenemos la estrategia nacional de educación (como el lanzamiento de la Carpeta de recuperación de Aprendo en casa), pero en otro nivel se tiene que trabajar en los aspectos que influyen directamente en la continuidad de aprendizajes”, indicó la representante de Plan International Perú. Para ello, recalcó que es necesario que el Gobierno implemente con urgencia la educación sexual integral, con el objetivo de reducir la tasa de embarazos adolescentes y derribar los estereotipos de género; y, además, refuerce los sistemas de protección para menores de edad ante casos de violencia sexual.