No solemos poner en duda la importancia de nuestro corazón para la supervivencia física de nuestro cuerpo.
Pero cuando hablamos de nuestro mundo emocional, ¿pensamos en nuestro cerebro o en nuestro corazón?
De hecho debemos tener en cuenta a ambos, porque el corazón tiene un poder emocional tan grande que en ocasiones podemos pensar que son solo licencias de los poetas o escritores, pero es un poder real.
La ciencia está demostrando que cuidar nuestro corazón no consiste solo en seguir una dieta sana y hacer ejercicio, también supone regular nuestras emociones y el estrés.
El Instituto HeartMath lleva desde los años 90 estudiando el corazón desde su perspectiva emocional. Han estudiado especialmente la variabilidad de la frecuencia cardiaca porque es el signo que más información aporta del funcionamiento del sistema nervioso e influye en el resto de la salud.
La variabilidad de la frecuencia cardiaca es el espacio de tiempo que transcurre entre un latido y el siguiente. Influye del siguiente modo en tu salud física y emocional:
Una variabilidad corta entre latidos, es indicador de estrés y por tanto de problemas de salud por una hiperactivación del sistema nervioso simpático.
Una variabilidad larga entre latidos, indica homeostasis y equilibrio, lo que se relaciona con la salud, porque indica un equilibrio entre el sistema nervioso simpático y el parasimpático.
Sin duda alguna el funcionamiento óptimo del corazón depende de llevar un estilo de vida saludable, pero debemos también incluir a nuestro mundo emocional en él, porque el estrés se puede regular desde dentro y porque somos capaces de crear tristeza y ansiedad, pero también de crear amor, gratitud y esperanza.
Otra pista que nos da el corazón acerca de su poder y sabiduría, es que está compuesto por neuronas… y las neuronas son sinónimo de inteligencia y conocimiento. De hecho el corazón tiene 40.000 neuritas sensoriales que se comunican con extensas áreas del cerebro.
Las neuronas del corazón se comunican con la amígdala, el gran centro emocional que tenemos en nuestro cerebro. De hecho, es interesante saber que las neuronas de la amígdala se sincronizan con el latido de nuestro corazón y cuando experimentamos ansiedad, estrés o tristeza, el corazón late de manera incoherente, de modo que si pasamos mucho tiempo anclados en esas emociones (meses-años), nuestra amígdala interpreta que el estado natural y sano de tu corazón es un latido incoherente en lugar de coherente. De esta manera identifica el estrés o la ansiedad como tu nivel basal de activación.
Además de esto, debes saber que el corazón envía más información al cerebro que al contrario, lo que quiere decir que la información que envía el corazón es muy importante para nuestra salud mental y emocional.
El corazón influye no solo en nuestras emociones, sino que también interviene en la toma de decisiones. Se ha comprobado que las neuronas del corazón envían información a áreas de la corteza cerebral que se encargan de la toma de decisiones, el pensamiento estratégico y la auto-regulación emocional.
La verdadera energía y poder del corazón, está en nuestras emociones. Y es que podemos crear emociones agradables que creen un latido coherente del corazón, creando salud en nuestra mente y cuerpo.
Las emociones que son más eficaces a la hora de crear salud y coherencia cardiaca, son: el amor, la gratitud, la esperanza, la empatía y la compasión. Todas estas emociones nacen del amor, por lo que no temas a esta emoción.
Hemos crecido pensando que el amor es solo una emoción que podemos sentir por personas allegadas, parejas o familiares. Pero hay un concepto de amor que trasciende todo esto, que trasciende nuestro mundo material para llegar a integrar el amor en el tejido de la vida y del propio universo en que vivimos.
Los griegos hablaban del amor ágape para referirse al amor incondicional. En tiempos de Platón, esta idea de amor sin barreras donde incluso se antepone la felicidad y el bienestar del otro, se convirtió en sinónimo del amor universal, amor a la verdad y a la humanidad.
El concepto más profundo del amor ágape, hace referencia a la idea de amor y compasión del budismo, en el que podemos (y debemos) amar a cualquier ser que siente, incluso a aquellos que nos hieren. Sé que este concepto es complejo y en ocasiones tenemos que separarnos de alguien para que no nos hiera más, pero tal vez pensar que cada persona es única y toma sus propias decisiones, nos puede ayudar a introducir el amor dentro del odio e incluso dentro del dolor, mutando lo negativo en positivo.
Puedes sentir este amor universal, búscalo dentro de ti, en tu corazón. A mí me ayuda mucho meditar y aunque aún no puedo amar de manera incondicional a quien me hiere a propósito, sé que estoy aprendiendo y eso me llena de serenidad.