Escribe la novela 1821. Pero aún no sabe si estará lista para 2021, cuando se cumplirán 200 años de la independencia del Perú. Adelanta que uno de los personajes centrales tendría que ser Torre Tagle, quien, pese a ser intendente de Trujillo, declaró la independencia y se sumó al proyecto de San Martín. Un tiempo en el que había que decidir de qué lado de la historia queríamos estar.
Hoy, casi dos siglos después, nos hacemos la misma pregunta. Por lo pronto, el escritor Alejandro Neyra se ubica del lado oficial, como ministro de Cultura. Y tiene la esperanza de que quizás 2021 sea un año de definición para el país.
También espera publicar Traiciones peruanas. Un guiño al título de la obra de Ricardo Palma, Tradiciones peruanas. Una obra de perfiles de personajes de nuestra historia, de Torre Tagle a Vladimiro Montesinos. Donde la palabra ‘traición’ se aborda bajo distintas perspectivas. Para Neyra, hoy ser un traidor implica ser cómplice de la pandemia. Y le pregunto cómo quisiera ser recordado. “Como un patriota, como un servidor público”, me dice sentado en uno de los salones del museo de Pueblo Libre y de fondo, como vigilando, el cuadro de San Martín en el balcón de Huaura, en la primera proclamación de la independencia.
-¿Cómo ha sido afectado el sector Cultura en lo que va de la pandemia?
Estamos claros que el golpe ha sido fuerte. Hemos tratado de tener un diálogo directo con todos los afectados: agrupaciones, asociaciones. Habiendo entregado ya los primeros apoyos económicos, sí hay un reconocimiento de que el sector se ha preocupado por atender las necesidades de todos. Y está la otra exigencia de empezar a ayudar a reactivar el sector.
-¿De qué manera se ha previsto la reactivación?
Por lo pronto, las galerías, museos, espacios museables y sitios arqueológicos ya tienen sus protocolos. Cada espacio debe tener todos los servicios higiénicos bien adecuados, que funcione la posibilidad de sacar citas por Internet. En algunos casos, lo que nos ha tocado hacer es recoger algunos temas pendientes: hace poco salió un decreto de urgencia con 13 millones y medio de soles para el sector editorial, que era un pendiente que quedó del año pasado, porque no se aprobó la Ley del Libro. Creo que la línea de estímulos ha funcionado bastante bien y hay muchos ejemplos en la industria editorial, pero también en la industria del cine, con películas premiadas, además películas regionales, habladas en lenguas originarias, como Wiñaypacha o Retablo. En el caso de concursos ya establecidos, los estímulos representan 24 millones de soles. Y está la línea de apoyos económicos por pandemia, que son 50 millones de soles, que han ido a portadores de patrimonio inmaterial, donde la mayoría son artesanos y músicos tradicionales, y a las líneas de industrias culturales: audiovisual, música, editorial; y una línea especial de adquisiciones: el Ministerio de Cultura va a adquirir piezas y derechos de autor en algunos casos.
-¿Teatro cómo va?
En teatro ya están aprobados los ensayos. Lo que se está trabajando ahora son los aforos. En el Gran Teatro Nacional se están haciendo algunas grabaciones, con todos los protocolos, con nuestros propios elencos y TV Perú está haciendo un programa que se llama Teatro en grande con espectáculos producidos por el Ministerio de Cultura.
-¿Podemos estimar que habrá obras de teatro con aforos reducidos para 2021?
No está definida la fecha. Todo depende de la evolución de la pandemia.
-¿Cuándo podrían abrir los museos?
Ya tienen los protocolos. El otro día estuve hablando con un representante de museos y están pensando iniciar en noviembre. Todo depende de que evolucione favorablemente la pandemia. Pero creo que ya nos acercamos a la fase de retomar actividades para tratar de volver.
-¿A la Ley del Libro qué le depara?
El dictamen de la Ley del Libro ha sido aprobado en la Comisión de Cultura sobre la base de un proyecto que ya había sido consensuado con el Ministerio de Economía el año pasado. Lo que queda ahora es que pueda pasar al Pleno y aprobarse.
-Este año se podría tener la esperada ley del libro.
Después de muchos años, espero que podamos tener la aprobación de la Ley del Libro.
-Esta semana se abrió un nuevo debate a raíz de una observación a Lluvia Editores y, consecuentemente, la exclusión de varias de sus publicaciones, entre ellas El espía del inca, considerada entre las mejores novelas de los últimos años. Esta exclusión ha generado suspicacias sobre lo que hay detrás de reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura, al que aspiraba dicha obra. ¿Qué tendría que decir al respecto?
Se trata de un incumplimiento de las bases para un premio que busca fortalecer el ecosistema del libro y el fortalecimiento de la industria editorial peruana. Lamento que se deslice la idea de que hay un intento de favorecer a alguien. En los estímulos, en cada premio, y en los apoyos económicos (subsidios) que otorga el Mincul me he preocupado en que haya independencia por parte de los jurados o comités de evaluación. Y reconozco que El espía del inca es una gran novela, quizás no solo la mejor novela peruana de estos dos años sino del siglo XXI.
-Y este tema ha puesto sobre la mesa otro más complejo: lo burocrático que puede ser una postulación en el Ministerio de Cultura. Reclamo que lo he visto en artistas de variado corte. ¿Es real este exceso burocrático? ¿Será momento de revisar los procedimientos?
Siempre hay espacio para revisar las bases y procedimientos, para mejorarlos, y créeme que si algo estamos haciendo es tratar de revisar y eliminar posibles trabas burocráticas, además de ayudar –por ejemplo en el caso de los apoyos económicos– a quienes lo necesitan para lograr presentar sus propuestas. Este caso hace que efectivamente revisemos las bases del premio y en donde haya espacio trataremos de eliminar posibles exigencias innecesarias, siempre que no entorpezcan nuestro deseo de fortalecer el sector Cultura y cuidar los recursos públicos.
-¿Cómo garantiza el Estado que se está ayudando de manera justa y correcta a los trabajadores de las artes?
Esto es un aprendizaje para el sector. Tenemos la línea de estímulos, que trabaja con jurados independientes en cada una de las líneas. Tenemos un comité evaluador, también de expertos independientes, para que vayan haciendo la evaluación de las solicitudes que lleguen. Aún no estamos en la etapa en la cual pueda haber una evaluación de cómo se ha hecho la entrega, pero sí me he preocupado, y todo el equipo está muy preocupado, en que tiene que ir a quienes lo necesiten y cuyas actividades, o promesa de replanteamiento de actividades, sea coherente y eficiente.
-Por otro lado, hay quienes dirían: ‘¿cómo se va a invertir 50 millones de soles en Cultura, cuando necesitamos ese dinero para la emergencia sanitaria?’ ¿Qué respondería?
El sector Cultura ha sido uno de los más golpeados, porque muchos aún no han podido reiniciar sus actividades. Por otro lado, la cultura nos va reactivar anímicamente, que es algo que necesitamos. Por ejemplo, me han dicho: “gracias a este apoyo, voy a continuar haciendo mi tarea cultural, porque sé que ese es mi rol para la comunidad y sé que la cultura construye ciudadanía, es lo que nos identifica, nos une”. Sixto Seguil –que me mostró una foto con Arguedas–, un productor de Cochas, en Junín, que hace mate burilado, me contó que era la sexta generación de personas que hacen ese trabajo. Los apoyos son una inversión en cultura. Creo que todavía no hemos entendido que después de esta pandemia, quedará mucho por reflexionar y mucho que contar a las siguientes generaciones, y mucho que redescubrir. Ese es el valor de la cultura, preservar la memoria. De hecho, Primitivo Evanán ya hizo tablas de Sarhua contando su proceso de enfermedad.
-Además, si hablamos tanto del bicentenario, el componente cultural es crucial.
Creo que es el ancla en el cual debemos reposar.
-¿Cómo llegaremos al bicentenario?
Soy optimista por naturaleza. Vamos a llegar con varias cosas que está desarrollando el proyecto especial Bicentenario de la PCM, que ha replanteado un poco la idea del bicentenario como un momento de reflexión. Nos toca reflexionar sobre qué país estamos construyendo, y si estamos haciendo todo lo necesario para no solo sobrellevar la crisis que es coyuntural, sino para ver qué país queremos de acá para adelante.
-¿Estamos haciendo lo necesario?
Nos falta mucho. Es momento de pensar con madurez sobre lo que queremos en política, cómo consolidar la democracia, cómo mejorar la economía. Tenemos este museo de Pueblo Libre, cuya primera etapa estará concluida en julio de 2021. Tenemos el Museo de Pachacamac, donde la infraestructura está al 99%. Un espacio realmente monumental. Tenemos proyectos en regiones, los parques Bicentenario, que son 25, uno por región.
-¿Cuál será la función cultural de los parques Bicentenario?
No es solo un espacio público verde, sino también tendrá biblioteca, espacio cultural, espacio de activación como para tener presentaciones. Los tres primeros parques que estarán listos para el 2021 son en Huacho, Áncash y Moquegua. Se hará un modelo que luego será replicable para completarse en todas las otras regiones. En Medellín la idea de los parques culturales le cambió la vida a muchísima gente. Y hay otros pequeños proyectos regionales como el balcón de Huaura, que estará listo el próximo año, y el obelisco de la Pampa de la Quinua, que será restaurado.
-¿Cómo entender el bicentenario sin mirar solo al 28 de julio en Lima? Pienso en la proclamación de independencia en Trujillo; incluso, en los hermanos Angulo y Mateo Pumacachua.
Es parte del diálogo que tenemos con el proyecto especial Bicentenario. La agenda de efemérides ya empezó con la llegada a Paracas. Huaura será otro hito, en noviembre. A Trujillo me he comprometido ir en diciembre. En Pasco tienen su celebración en diciembre también. Y así varios hitos.
-¿Hemos fallado en solo mirar a San Martín y a Bolívar?
Sí. En lo que hemos fallado es en perder, en algún momento, el hilo conductor de nuestra historia. Pensamos en los libertadores, cuando en realidad, si no hubiera habido un grupo de personas que decidió conscientemente sumarse a ese proyecto libertador, igual no nos habríamos independizado. Fue un momento de cambio, donde ha sido muy difícil para mucha gente decidir bien en qué lado de la historia están finalmente: los que querían un virreinato o los que querían la independencia.
-¿De acá a julio de 2021 de qué debemos independizarnos?
Tenemos que enfocarnos en luchar contra la pandemia. Y después, superar temas como el racismo y la discriminación. Podremos recuperar la economía y la salud, pero no vamos a desarrollarnos como país si no derrotamos al enemigo que está entre nosotros: no comprendernos, no dialogar, ver en el otro a alguien menos. El gran sueño es entender bien que los que estamos en Lima no somos los únicos peruanos. En ese camino de comprensión hemos fallado por mucho tiempo. Si algo le falta al proyecto nacional es encontrar que nuestra identidad está construida sobre la base de la diversidad.
-También debemos independizarnos de la corrupción.
Sin duda. Es fundamental. Esta semana Vargas Llosa escribió sobre la diferencia entre los países que se desarrollan y los que no, poniendo el ejemplo de Alemania. Para que alguien sea verdaderamente libre y un país pueda desarrollarse, tiene que liberarse de la corrupción.
-¿Por qué fallamos en ello?
Son muchas cosas. Tenemos un sistema que se ha construido sobre la base de prebendas desde que el Perú es Perú. En las desigualdades raciales, étnicas y sociales está también ese germen que ha permitido que muchos consideren que pueden servirse del Estado para un proyecto personal. Y eso, para alguien como yo, un servidor público de carrera, me cuestiona como peruano.
-¿Qué sabor le deja el caso Richard Swing?
Lo que me causa, sobre todo, es la desazón de que se asocia, en lo negativo, la imagen de este personaje al sector cultura. Para eso trabajo todo el día, para que tratemos de superar eso. El sector cultura tiene gente valiosísima y que merece todo el reconocimiento.
-Un caso tan grotesco casi ha desestabilizado a un gobierno.
Creo que todo el equipo de trabajo encuentra motivación especial en demostrar que toda la gente por la cual trabajamos está esperando de nosotros que nos deslomemos para sacar adelante el proyecto y hacer que la cultura sea lo que tiene que ser para el país.
-El caso Swing ha dado pie para que más de uno diga que el Ministerio de Cultura “no sirve para nada”.
Y lo he escuchado. Pero es un acicate para demostrar no solo que somos íntegros, probos, transparentes, sino eficientes, que es otra crítica que se hace al sector.
-Dadas las coyunturas, la saga de libros CIA Perú, que usted ha escrito, tiene para rato.
Tengo un pequeño cuento de CIA Perú 2021, en el que el espía vuelve para el año del bicentenario para ver qué está pasando en este país, al cual siempre vuelve, pero sigue sin entender.
-Un país con presidentes que hacen sus ‘mejores’ esfuerzos por ser protagonistas de diversos libros.
Sí. En este regreso, el espía llega para la transmisión de mando de 2021 y encuentra una esperanza: por primera vez salió elegida una mujer como presidenta.
-¿Ese será el punto de quiebre para el Perú?
Es una esperanza que tengo. Ojalá toque el momento en que veamos a una mujer como presidenta y como símbolo y modelo de lo que son: de fortaleza.
AUTOFICHA:
– “Hasta el 15 de octubre tengo 45 años. Quiero pensar que estoy en el primer tiempo (ríe). Soy escritor y diplomático. Estudié Derecho en la Universidad Católica, Literatura en San Marcos y luego entré a la Academia Diplomática”.
– “Tengo una maestría en Servicio Exterior por la American University. Cuando estuve en Chile, hacía una maestría en Literatura Comparada, pero no la completé. Está pendiente. He publicado unos diez libros. También espero publicar Traiciones peruanas con Penguin”.
– “Y tengo pendiente publicar CIA Perú 1992. Espero que 1821 (también pueda publicarse). Es un libro sobre el año de la independencia, la construcción de la nacionalidad, la traición y el patriotismo. Tendría que salir, ¿no? Haré todo lo posible para encontrar un tiempo, donde no lo hay, para poder escribir”.